El peligro y los riesgos de dar frutos secos a los niños pequeños

Almendras, avellanas, castañas, cacahuetes…son pequeñas tentaciones a las que es difícil resistirse. Los frutos secos, además de deliciosos, son un alimento muy valioso de la naturaleza. Contienen grasas, proteínas y oligoelementos de forma natural, sin manipulación humana, que los convierten en una gran fuerte de energía.

Los adultos podemos incluir frutos secos en nuestra dieta para aprovecharnos de sus beneficios, siempre y cuando lo hagamos con moderación, debido a su alto contenido en grasas y calorías.

Sin embargo, con los niños se debe tener especial cuidado ya que existen algunos riesgos importantes.


Riesgo de asfixia


Los niños menores de 5 años ya tienen dientes y mastican los alimentos que les proporcionamos. Sin embargo, sus muelas no están preparadas para masticar totalmente ciertos elementos como los frutos secos. Además, la coordinación de sus músculos faciales en la masticación no es totalmente precisa.

El riesgo consiste en que uno de los trozos de fruto seco se desvíe y pase a las vías respiratorias en lugar de circular por la vía digestiva que conduce al estómago. La consecuencia de ello es que un trozo o la totalidad del fruto seco puede ir directamente al pulmón ocasionando en algunos casos asfixia inmediata y en otros obstrucción e infección de una o varias zonas del pulmón.

Nos encontramos ante un accidente imprevisible, el niño puede haber comido en otras ocasiones frutos secos sin problema. Sin embargo, esto no significa que la próxima vez que le ofrezcamos no haga una aspiración al pulmón.

Se recomienda no ofrecer frutos secos a niños pequeños (menores de 5 años). Si se desea introducir este elemento en la dieta, deberá hacerse a partir de 2 años y si previamente se han triturado. Una forma de incluirlos en el menú, será mezclados con ensaladas, yogurt…o lo que se prefiera.


Riesgo de alergia


Las alergias a alimentos suele manifestarse durante los primeros años de vida. Algunas de ellas desaparecen cuando llega la edad adulta y otras permanecen para siempre.

Los frutos secos se consideran unos de los alimentos con mayor riesgo de alergia en los niños, especialmente los cacahuetes.

Cuando el niño es muy pequeño, no es capaz de expresar con claridad su dolor de estómago o el picor en la garganta. Esto dificulta la detección de la alergia y su tratamiento, por lo que se recomienda no introducir alimentos potencialmente alergénicos hasta pasados los 2 años de edad.


Digestión pesada y altas calorías


Los frutos secos tienen un alto contenido en grasas. Además de aportar muchas calorías, cuando se ingieren, resulta difícil su digestión sobre todo si se han comido en exceso (algo frecuente por ser alimentos muy apetecibles). En niños se recomienda no comer más de una ración que equivale a un puñado pequeño.

Debido a los riesgos que supone la ingesta de frutos secos en los niños, conviene respetar los tiempos y formas de introducción recomendadas. Recordamos incluirlos en la dieta pasados los 2 años de edad y siempre triturados hasta los 5 años.