La alimentación de la madre lactante

Al igual que durante el embarazo una alimentación sana no consiste en comer por dos, durante la lactancia se puede aplicar la misma regla, no es necesario comer el doble para que la leche que le proporcionamos al bebé sea de la mejor calidad. Lo que si que habrá que vigilar más será el tipo de alimentos que ingerimos con el fin de garantizar que la mujer obtiene todos los nutrientes que necesita.

Y es que el tipo de alimentación interviene muy poco en la leche que recibe nuestro hijo, aunque una madre se alimente mal el niño va a seguir disfrutando de una leche excelente, a no ser que hablemos de desnutrición o de estrictas dietas vegetarianas, por ejemplo.

Por lo tanto el hecho de cuidar la alimentación es más por la salud de la madre que por la del bebé.


Dieta equilibrada de la madre lactante


La dieta equilibrada de una madre lactante es igual que la de cualquier persona, debe contemplar legumbres, cereales, frutas y verduras, carnes, pescados y lácteos. Se pueden tomar dulces y alimentos grasos, pero siempre con moderación. Seguramente la madre que está dando pecho necesite comer algo más que la que no lo hace, pero si no es así no debe preocuparse, durante este periodo el organismo de la mujer aprovecha mucho mejor la energía de los alimentos. Además el exceso de grasa que se ha acumulado durante el embarazo en muslos y caderas tiene su función precisamente en este periodo, es una reserva que se va a utilizar durante la lactancia. Por tanto lo normal es que la mujer que da pecho pierda peso antes y con más facilidad que la que no lo hace.

En la alimentación es importante también descartar algunas creencias populares que pueden hacer que la mujer acabe comiendo más de la cuenta o variando sus pautas habituales. No es necesario beber más leche para producir más, consumir leche y derivados lácteos es bueno porque aumenta las reservas de calcio pero no afecta a la cantidad.


El peso del bebé y la dieta de la madre


El hecho de que un bebé engorde más que otro depende de lo tragón que sea no de la cantidad, ya que el pecho se regula en función de lo que el niño succione, si come más se produce más leche y al revés. Es cierto que el sabor de ciertos alimentos como el ajo o la cebolla pasa a la leche y si notamos que no le gusta se puede evitar, lo que no está demostrado es que pueda producir gases en el niño, para que esto fuera así ese gas debería pasar por la sangre. Tampoco es necesario inflarse a beber agua, lo normal es que durante la toma se tenga más sed, pero no hay que forzarse sino apetece.

Como hemos dicho no es necesario comer más ni menos, todo dependerá de lo que nos pida el cuerpo, siempre será necesario por el bien de nuestra salud seguir una dieta sana y equilibrada y no hay que preocuparse, si es así, nuestro bebé tendrá siempre la mejor leche a su disposición.