Cómo debe ser el primer contacto del bebé con el agua

En principio, a los niños les encanta sentirse en el agua, por muy pequeños que sean. Pero, para conseguir que esto suceda, es necesario que tengan un primer contacto positivo con este medio, y que noten que sus padres se sienten también a gusto en este proceso.

Hay que tener en cuenta que los padres son los únicos capaces de hacer sentir a su hijo seguro y confiado, por lo que es importante que tengan en cuenta algunos consejos a la hora de hacer que el niño tenga su primer contacto con el agua.


El primer contacto entre el agua y el bebé


Un bebé no entiende que ocurre cuando sus padres lo acercan a una piscina , y tampoco se le puede explicar.

En cambio, un niño de corta edad reacciona de manera perfecta cuando se le propone un juego. Por lo tanto, si los padres se meten en la piscina con él, y les inducen a jugar, dentro de un ambiente relajado, la mejor manera de que empiecen a tener un contacto placentero con el agua.

En este momento tan crucial, es importante que la madre le abrace suavemente y que se le introduzca lentamente en el agua, sin prisas ni agobios. Es clave evitar el riesgo de que empiece a cogerle miedo al agua el primer día.


Los bebés de un año y su contacto con el agua


La verdad es que los expertos consideran que un niño puede empezar a estar en el agua a partir de los 4 meses de edad, con lo que este primer contacto con el agua se puede hacer a partir de este momento.

De todos modos, los bebés mayores de un año progresan más rápidamente, ya que su aparato locomotor está más avanzado y, por lo tanto, pueden moverse mejor. En cualquier caso, todo depende del interés de los padres en que el niño se ponga al agua cuanto antes mejor.


Consejos para conseguir que los niños contacten con el agua sin problemas


Es esencial que tanto los padres como los monitores de la piscina se ganen la confianza del bebé a la hora de meterlo en el agua. La única manera de conseguirlo es que tanto unos como otros demuestren su seguridad en el agua, para que el niño les imite a su manera.

También debemos tener en cuenta un momento clave del contacto entre los bebés y el agua: las primeras inmersiones, que deben hacerlas los monitores especializados, no los padres.

Lo normal es que se hagan 3 o 4 inmersiones al día, aunque si se traga agua se deje en una, para no estresar al pequeño. La técnica que se usa consiste en avisarles antes, para que estén prevenidos, y lo hacen soplándoles primero un poco en la cara. Así se preparan instintivamente. N o hay que olvidar que las inmersiones son claves para que el niño pueda sobrevivir si cae por accidente al agua, ya que conseguirán que cierre el solo la glotis y no trague agua.