Adaptación de niños de 2 a 3 años a la escuela, parvulario o guardería

Los dos años es la edad en que muchos niños se incorporan al sistema educativo. Los padres consideran que está lo suficientemente maduro para afrontar esta nueva experiencia. Ya camina sin problemas y es capaz de expresarse de forma básica. Es el momento de relacionarse con sus iguales y empezar a adquirir habilidades y aprendizajes que mejorarán su desarrollo en todos los sentidos.

Por muchas ventajas que presente la entrada en el centro para el niño, lo cierto es que este cambio no suele ser muy bien recibido.

Con esa edad el niño ya sabe lo que le gusta y lo que no y tiene su personalidad bastante bien definida, por lo tanto la separación de sus padres no le va a hacer mucha gracia. Según sea su carácter las escenas en la puerta del centro serán más o menos dramáticas, por eso es vital la templanza de los padres o personas encargadas de su cuidado.


Lo importante es evitar hacer un drama o engañar al niño


Hay que evitar los dramas, será difícil que no llore, aunque hay muchos niños que no tienen ningún problema en su entrada escolar, de lo que se trata es de transmitirle confianza. Hay que evitar frases del tipo ‘no llores, que mamá viene enseguida’ o ‘pobrecito, que mal lo va a pasar’. No hay que mentir al niño y tampoco mostrar compasión o pena, no olvidemos que ellos lo van a percibir y no van a tener la seguridad y confianza que necesitan para afrontar esta nueva etapa en su vida.

Por duro que sea en sus inicios para niños y mayores, el 99 por cien de los niños se divierte mucho una vez se inicia en la dinámica de la clase. Todo son estímulos nuevos, se relacionan además con otros niños y pueden cantar, bailar, jugar, saltar… todo un programa pensado para que aprendan y se desarrollen de forma divertida.

Precisamente esto es lo que se debe abordar cuando llega la hora del ir al colegio. Hay que hablar con él, recordarle el nombre de sus amiguitos, sus juegos preferidos o alguna actividad especial. Todo ello con un tono entusiasta que despierte en él las ganas de estar en el centro.


La adaptación implicará que el niño experimentará ciertos cambios


También hay que estar preparado ante los cambios en el niño, puede que sea un niño muy activo pero que en el colegio se mantiene al margen o también puede ser que cuando sus padres lo recojan muestre indiferencia. Todo ello son manifestaciones del proceso de adaptación, son desequilibrios que con el tiempo se van a ir regulando. Lo importante es la actitud de los padres y el refuerzo positivo que se debe dar ante el reto que supone la escuela.

Hay veces en que esta adaptación se alarga demasiado en el tiempo, en estos casos se puede consultar con los profesionales del centro para valorar si subyace algún problema. No todos los niños son iguales y los cambios y adaptaciones se viven de formas muy diversas, de esta forma paciencia y comprensión serán la clave.