Aunque nuestra sociedad ha evolucionado mucho, y presumimos de evitar conductas sexistas, la verdad es que todos tenemos ideas asumidas en nuestra mente acerca de cómo se deben comportar un niño o una niña. Y no sabemos muy bien como actuar cuando estas supuestas reglas se rompen.
Nuestra cultura social nos impone la idea de que debemos educar a niños y niñas de manera diferente, aunque esto solo consigue hacer perdurar ciertos mitos acerca de las diferencias sexuales, que perduran a lo largo de los años hasta llegar a la madurez.
Las ideas de que debemos educar de manera diferente a hijos e hijas hacen que los padres marquemos de manera excesiva el modo de actuar de niños y niñas, incluso en lo estético.
Podemos decir que, de manera inconsciente, creamos niños que juegan al fútbol y tienen coches, mientras que nuestras niñas deben vestir de rosa, llevar pendientes y cabello largo y, por supuesto, jugar a muñecas y cocinitas.
Y si nuestros hijos no actúan así, en la mayoría de ocasiones nos mostramos poco tolerantes, más que nada por ‘lo que dirán’ los demás.