El temor de los niños a los exámenes

Cuántos de nosotros recordamos todavía la tensión y los nervios que se experimentaban el día antes de un examen, ese miedo a fracasar, al suspenso con el que parecía que se acababa el mundo. El temor ante las pruebas de la vida es algo que todo hemos experimentado y que si bien por un lado es necesario hasta cierto punto, por otro puede llegar a ser una carga demasiado pesada, especialmente para un niño.

Tener miedo antes de llevar a cabo algo importante, decisivo incluso, es algo natural, propio de la raza humana, cierta tensión es necesaria para llevar a cabo estas tareas de forma más efectiva.

Si sabemos lo que podemos obtener con el éxito nos esforzaremos más por conseguirlo y del mismo modo intentaremos evitar el fracaso.


La vida está llena de pruebas, y los exámenes son las primeras pruebas para el niño


Los exámenes son para los niños las primeras pruebas importantes que tendrá que superar, son la forma de medirlos y establecer su situación respecto al resto de compañeros. Para muchos padres pueden resultar injustos o crueles, pero lo cierto es que preparan al niño para la sociedad competitiva a la que tendrá que enfrentarse cuando crezca. Partiendo de esta base debemos hacerles saber a nuestros hijos la necesidad de superar estas pruebas de la mejor forma posible.

Lo que hay que evitar es forzar al niño más allá de sus capacidades, si nuestro hijo no puede con las matemáticas habrá que buscar formas de motivación y de lograr el máximo esfuerzo pero respetando sus límites. Una exigencia excesiva solo conseguirá aumentar el bloqueo o por tanto hacerle fracasar.

Los exámenes son importantes pero tampoco es bueno obsesionarse con ellos. El niño que se ha esforzado y aun así no ha conseguido el resultado esperado lo que menos necesita es que sus padres se lo recriminen, bastante tiene con su fracaso. Cosa distinta es que haya acudido a la prueba sin preparación, en ese caso sí que habrá que exigirle un esfuerzo extra.


El niño debe ser consciente de que un examen no es a vida o muerte: el mundo no se acaba por suspender


Para que el miedo a enfrentarse a un examen no sea algo que acabe derivando en un problema de ansiedad lo más importante será que el niño sepa que el mundo no se acaba si suspende. Sea la prueba que sea siempre habrá salidas y opciones, puede que no sean las previstas pero el papel de los padres será dotar al niño de las armas para enfrentarse con el mejor ánimo posible a estos fracasos. Hablar con ellos, tranquilizarles, contarles incluso nuestros propios suspensos les ayudará a no sentir tanta ansiedad.

Por otro lado el miedo se supera con la confianza que da el sentirse preparado, llevar un examen estudiado es la mejor manera de quitar esa parte de miedo irracional. El niño tiene la tranquilidad de saberse la lección, de lo que se trata es de plasmarlo en el papel sin que los nervios puedan con él.

Para ayudarle en estas situaciones, especialmente si se trata de niños nerviosos, podemos practicar en casa. Ayudarle a repasar la lección le hará sentirse seguro de conocer el tema, incluso podemos intentar reproducir una situación de examen para que se sienta seguro.

Desdramatizar la situación e ir con la lección sabida serán los medios para enfrentarse a estas pruebas con el menor miedo posible.