Enseñar inteligencia emocional a los niños

Si para los mayores que llevamos años de experiencia ya es difícil entender y manejar nuestras emociones no hace falta ni mencionar lo difícil que es para un niño para el que prácticamente todo es nuevo.

Al contrario de lo que muchos adultos piensan un niño tiene emociones. Los niños sienten ira, enfado, decepción, tristeza, alegría, amor… y es importante que los padres sepan identificar cada una de ellas para ayudar a sus hijos a comprenderlas y aceptarlas.


No todo lo que nuestros hijos deben aprender está en los libros


Otra cosa de la que no solemos darnos cuenta los padres es de lo intensas que pueden llegar a ser estas emociones para nuestros hijos.

Nosotros que ya estamos en un mundo de adultos podemos pensar que se trata de emociones superficiales y sin importancia pero para nuestro hijo pueden ser un mundo.

Ambas cosas son normales. Nosotros ya estamos acostumbrados a la mayoría de sentimientos y por eso muchas veces les damos poca importancia pero para nuestros hijos son totalmente nuevos, nadie les ha enseñado todavía a manejarlos ni les ha explicado cómo controlar su aparición y sus efectos.

Cuando a un niño no se le habla sobre los sentimientos y no se le explica la importancia y el papel que éstos tienen en la vida cuotidiana puede que desarrolle una barrera frente a estos sentimientos. Esta barrera hará que el niño sea inmune tanto a sus sentimientos como a los demás.

Eso sucede porque el niño no sabe tratar esas emociones y por tanto las clasifica como desconocidas y peligrosas, ya que alteran su calma y las deja fuera totalmente. Un niño con este problema no será capaz de disfrutar como los demás ya que no solo son las malas emociones las que hay que saber controlar, sino también las buenas.


La comunicación padre-hijo es fundamental


Como padres lo que podemos y debemos hacer es hablar con nuestro hijo. Cuando veamos que se siente enfadado tendremos que intentar llegar a la raíz del enfado y hacerle entender porque tiene ese sentimiento desagradable y qué debe hacer con él.

Está comprobado que un niño con una buena educación emocional va a saber controlar mucho mejor sus reacciones frente a situaciones que no sean de su agrado, es decir cómo se diría llanamente si un niño sabe manejar sus emociones es mucho menos probable que actúe como un consentido.

Tan importante como enseñarle a tratar esas emociones es enseñarle a comunicarlas. Los niños a lo largo de su crecimiento van a relacionarse con muchas y distintas personas, otros niños, profesores, familiares… y con algunos de ellos van a desarrollar lazos muy estrechos.

Para que estas relaciones sociales sean positivas y puedan establecerse correctamente es necesario que el niño haya aprendido a manifestar sus emociones y sentimientos.

Ésta es muchas veces la parte que más cuesta ya que en numerosas ocasiones los propios adultos tenemos problemas para comunicar nuestros sentimientos. En este caso la mejor opción es acudir a un especialista que ayude a conocer y expresar las emociones de cada uno consiguiendo de este modo una vida familiar y social mucho más intensa, tanto para padres como para hijos.