Estimulación temprana en los bebés

Se suele decir que el ser humano desarrolla el 10% del potencial total de su cerebro. Aunque esta afirmación es falsa (proviene de una anécdota de Einstein que le comentó irónicamente a un periodista que si él usaba sólo un 10% de su cerebro), si nos entrenáramos desde pequeños podríamos llegar a alcanzar metas más altas en nuestro desarrollo.

De esto es de lo que se encarga la estimulación temprana. Su objetivo es que el bebé desarrolle todo su potencial. No se trata de crear, ‘súper bebés’ y no es un tema con el que haya que obsesionarse, solo se trata de ayudar a nuestro hijo a que mejore su proceso de aprendizaje y estimularle en el logro de mayores objetivos.


La estimulación temprana no hace milagros


En este proceso siempre que habrá que tener en cuenta su desarrollo evolutivo. Es ilógico empeñarse en que el bebé camine antes de que sus piernas lo sujeten, pero sí podemos ayudarle a fortalecerse con ejercicios y masajes que podemos realizar nosotros mismos. Este sería un ejemplo, pero hay muchas maneras de estimular el aprendizaje infantil.

Cada niño tiene una serie de capacidades y un potencial en las áreas cognitiva, emocional, física y social. Partiendo de esa base, hemos de saber hasta donde podemos llegar con nuestro hijo sin que esto signifique presionarle o proponerle metas que no va a poder alcanzar, así solo conseguiríamos inculcarle un sentimiento de impotencia y frustración nada positivo.

Si hablamos de bebés las actividades que podemos realizar con ellos están más limitadas que cuando son más mayores. En esta primera etapa de sus vidas de lo que se trata es de mostrarles mucho apoyo, entendiendo este como presencia de los padres y contacto físico. Los masajes son una buena forma de empezar. En este sentido es importante hablarle mientras lo practicamos. El niño va a estar muy pendiente de nuestro rostro, es lo que más le estimula, por lo que también podemos poner caras divertidas o hacer ruidos, seguramente nos responda con sus propios gorjeos. Podemos alternar y ponerle música mientras le damos el masaje, suelen responder de forma muy positiva. La música nos puede servir también para interactuar con él. La música clásica es la más adecuada y si optamos por música más ligera también podemos interactuar cantando y bailando.


Estimulación visual temprana


Además de los masajes y la música, cuando son muy pequeños podemos trabajar la estimulación visual jugando con muñecos o marionetas. Según vayan creciendo deberemos ir adaptando estas actividades a su desarrollo. Será él mismo el que nos indique con su comportamiento si está listo para dar un paso más, si es el momento de pedirle que, además de seguir el pañuelo con la vista, intente cogerlo o que identifique a quién ve en el espejo.

A la hora de realizar actividades que lo estimulen no debemos complicarnos ni recurrir a elaborados métodos. Un espejo, un sonajero, un trozo de tela o una canción son suficientes para llamar su atención. El único secreto es estar a su lado prestándole atención y sobre todo, jugar con él. El juego es el modo mediante el cual los bebés y niños entienden y aprenden. Cualquier actividad se puede plantear como un juego, y cuando lo tenga dominado, el siguiente paso será proponerle un reto un poco más difícil, si no lo consigue no hay que forzar, antes o después lo logrará.