Fobia escolar o miedo a la escuela

‘No quiero ir al cole’ sea seguramente una de las frases del top ten de los niños, antes o después los padres van a escuchar de boca de sus hijos estas cinco palabras, de hecho estamos tan acostumbrados a ellas que entran por un oído y salen por el otro. Sabemos que es algo normal, a los adultos tampoco nos apetece ir todos los días a trabajar, y sabemos también que nuestro hijo lo dice casi por costumbre, después se lo pasa bien y por tanto no nos preocupa.

Pero existe un caso en el que este ‘no quiero ir al cole’ es realmente una petición del menor y que va mucho más allá, no quiero ir al cole significa realmente me da miedo ir al cole, entonces sí que sería un problema y hablaríamos de una fobia.


Causas de la fobia escolar


El rechazo a ir colegio puede ser debido a diversos factores, si se trata de niños pequeños el hecho de ir al colegio implica la separación de sus padres, esto provoca una ansiedad en los menores que es la causante de esta negativa y que si no se trata a tiempo puede desembocar en una verdadera fobia que tendrá repercusiones en su posterior rendimiento académico.

En estos casos es importante que la transición de casa a la escuela se haga de la mejor forma posible, se deben implicar tanto los padres como los educadores intentando que este paso sea lo menos traumático posible para el menor.

En este sentido es importante reforzar la autonomía del niño. La sobreprotección sirve de poco, los padres tienen que fomentar la independencia de sus hijos y evitar que su amor impida al menor sentirse bien fuera del núcleo familiar.

En otras ocasiones este rechazo a la escuela es debido a cuestiones externas, puede que el niño se sienta intimidado por otros compañeros, no sea capaz de seguir el ritmo o se haya dado alguna circunstancia en su entorno que le haga crecer sus temores, por ejemplo un divorcio o la muerte de alguien cercano.

En estos casos es importante identificar la causa y ponerle remedio lo antes posible. Si el niño está sufriendo algún tipo de abuso es vital hablar con el profesorado y detener la situación de inmediato. Del mismo modo hay que afrontar cualquier problema de aprendizaje aportando al niño la ayuda extra que precise, así como tratar con él todas las cuestiones familiares que puedan estar afectan a su vida escolar.

Suele ocurrir también que estos factores se den de forma conjunta, en cuyo caso el tratamiento es más complicado. Este debe ser precoz y en él deben intervenir junto a los padres, el profesorado y los psicólogos, psicopedagogos y profesionales de la salud que sean necesarios. Una fobia de este tipo que no se trata no hace más que agravarse con el tiempo, y esto no solo va a repercutir en malos resultados académicos, puede desembocar en adolescentes y adultos con ataques de pánico, agorafobia y otro tipo de problemas psicológicos.