La comunicación entre la mamá y el bebé: enséñale a hablar

Antes incluso de que vea la luz la mamá puede empezar a trabajar la comunicación con su bebé, es tan fácil como hablarle todos los días. A partir del quinto mes los bebés en el útero materno perciben los sonidos del exterior, la voz de su madre va a ser lo más próximo para ellos y van a percibir si su tono es cariñoso, agresivo, si está enfadada o triste.

Por ello es importante dirigirse al bebé, contarle que le estamos esperando, lo que se va a encontrar fuera y todo aquello que la madre desee comunicar.

Una vez haya nacido la voz de su madre se convertirá así en su primer referente, le tranquilizará y le encantará mirar como se mueven sus labios cuando pronuncian sonidos. Esto es lo que querrá imitar, ya con pocos meses los bebés muestran sus preferencias hacia las caras humanas, mueven sus labios intentando reproducir los sonidos de sus seres queridos. Sus primeros balbuceos no son más que un intento de querer a hablar y es una acción que los padres deberán motivar.


Los primeros sonidos del bebé


Antes de hablar hay que hacer gorgoritos y demás sonidos, cuando el bebé se muestre parlanchín la madre debe animar esa conversación, hay que mostrar alegría cuando nos habla con ese especial lenguaje y prestarle atención, ello hará que quiera hacerlo más a menudo. Pero ojo, no se trata de imitar sus sonidos y hablarle con un tono infantil ya que si lo hacemos así es lo que imitará. Los padres y familiares deben emplear el mismo tono que emplean en su vida cotidiana, siempre será más cariñoso y cálido, pero no se trata de infantilizar nuestro lenguaje si no de que el niño aprenda a hablar correctamente.


De los balbuceos a sus primeras palabras


Poco a poco los balbuceos irán dando paso a las primeras palabras, mamá, papá, agua, pan… son palabras sencillas con las que identifica a sus seres próximos y empieza a hacer sus primeras peticiones. En este momento es bueno ayudarle, por ejemplo si pide pan podemos dárselo mientras le decimos ‘toma, un trozo de pan para Daniel’. Para enseñarle a hablar el mejor método es hablarle constantemente, no se trata de contar cosas porque sí, es tan sencillo como verbalizar todas nuestras acciones cuando estamos con él. Si estamos en la cocina podemos indicarle los pasos que vamos dando, cuando vamos por la calle le iremos contando lo que vemos, a la hora del baño enumeraremos las partes del cuerpo. Le haremos así partícipe de cada situación de la vida cotidiana.

Será bueno también hacerle preguntas, como ‘¿has visto ese coche rojo? Que grande es’ o ‘¿Qué vamos a hacer con el agua de la bañera?’ Hay que tomar esta costumbre desde que son bebés, desde luego no esperamos que respondan, al principio, pero sí irán identificando el tono y empezarán a comprender las relaciones de causa – efecto, además de que se sentirán partícipes de la conversación.

Pese a todo cada niño lleva su ritmo de desarrollo, habrá algunos que hablen antes y otros después, no es un tema que deba obsesionar a los padres a no ser que detecten alguna anomalía.