Las consecuencias de los celos entre hermanos

Imaginemos la situación, tenemos nuestra habitación, nuestros juegos, nuestra rutina establecida y a papá y mamá a nuestra completa disposición. Somos el centro de atención, nada de lo que hacemos pasa desapercibido y nos llevamos todos los besos y caricias. De la noche a la mañana sin que lo acabemos de entender muy bien, todo eso cambia.

De repente hay otra persona en casa, un bebé que hace que mamá y papá ya no jueguen tanto con nosotros y que incluso se lleva parte de nuestras cosas y nuestro espacio. Y encima ¿quieren que le cuide y le quiera?


Los celos dependen en gran medida de la edad de los niños


Esto es más o menos lo que puede llegar a pensar nuestro hijo con la llegada del hermano y es el germen principal de los primeros celos. Los sentimientos que experimente el niño dependerán de su edad y nivel compresión pero sobre todo de como se lo hagan entender sus padres. Es importante que le demostremos todo nuestro apoyo, debemos también implicarlo en el cuidado del nuevo miembro de la familia, es una forma de que se sienta importante y acabe viendo al pequeño como una responsabilidad. Puede ayudar a la hora del baño o cuando empiece a andar, aunque siempre bajo supervisión.

Es con el primogénito con el que hay que actuar más, pensemos que el segundo no ha sido nunca hijo único y sus sentimientos hacia el hermano serán en principio positivos, de cariño, al igual que lo son ante sus padres. De todas formas hay que tener en cuenta que una vez sea más mayor, estos sentimientos pueden cambiar en función de como se comporte su hermano con él y del mismo modo, por como perciba que les tratan sus padres, si nota diferencias injustas los celos serán inevitables.


Es una batalla casi perdida: siempre sentirán celos. Lo que hay que hacer es minimizarlos.


Será muy difícil evitar que los hermanos sientan celos entre ellos, uno porque el otro es mayor y puede hacer más cosas, otro porque al pequeño se le consienten cosas que a él ya no… Por mucho que los padres lo intenten siempre va a haber diferencias en el trato ya que cada niño es un mundo y lo mismo sus padres. Así, la misión de los padres será evitar que esos celos, en principio normales y comprensibles, acaben derivando en algo más grave que afecte negativamente al desarrollo de los niños. Será normal que el niño desarrolle conductas para llamar la atención, pero si se muestra demasiado agresivo o empieza a mostrar síntomas como dolores de cabeza o de estómago, fingidos o no, hay que estar mucho más pendiente y empezar a actuar de otra manera.

Los celos bien llevados pueden incluso fomentar la auto superación, tener a una persona con la que compararse nos ayuda a marcarnos nuevas metas. Los padres deben dejar que los hermanos desarrollen su propia relación, pero deben hacerles saber desde el principio la responsabilidad que tienen el uno con el otro, hacerles sentir ese vínculo fraternal, tan importante para su vida. Con unas bases adecuadas los celos serán solo una fase más dentro de las normales relaciones entre hermanos.