Sexualidad infantil: la actitud de los padres

A la hora de abordar la educación sexual con los niños los padres, más que una actitud, lo que deben tener es una total implicación. Ellos son los primeros responsables a la hora de transmitir a sus hijos valores afectivos y entre ellos, deben hacerles ver el sexo como algo natural y necesario para la vida.

Una actitud negativa o ignorante solo puede traer consigo problemas en el adecuado desarrollo sexual del niño.


Algunas actitudes frecuentes de los padres


Una de las más habituales, aún hoy en día, es la que sigue asociando el sexo a algo de lo que no se puede hablar porque está feo. Aunque los padres no se lo hagan saber con estas palabras a sus hijos, estos lo acaban viendo así solo por las actitudes. Si sus padres son muy pudorosos, si les riñen por tocarse los genitales, si evitan sus preguntas o acaban con un ‘eso no se hace’ sin más explicaciones… todo ello hace que el niño piense que el sexo es algo que está al margen, es algo misterioso que no acaban de entender muy bien, peligroso también, y para los niños, cuando llegan a cierta edad, todo lo peligroso resulta atractivo.

Si nuestros hijos desconocen qué es el sexo estarán además indefensos en la sociedad actual. Indefensos ante posibles agresiones por no saber identificarlas, indefensos ante otros niños que quieran aprovecharse e incluso indefensos a la hora de saber qué les ocurre, a la hora de forjar su propia identidad sexual. La información se convierte así en un arma, los niños pueden comprender que es algo natural, pero respecto a lo que hay que tener ciertas precauciones.


Cómo debería ser la actitud de los padres respecto a la sexualidad


La actitud de los padres ante el sexo debe ser así abierta y comunicativa, pero también hay que tener cuidado. Hay veces que ofrecemos a nuestros hijos más información de la que pueden asimilar o comprender en ese momento, debemos ser cuidadosos para evitar confusiones que a la larga también acaban despistando. En este sentido es importante controlar lo que ven y lo que oyen cuando son pequeños. Podemos pensar que son pequeños y no se enteran, pero retienen y recuerdan mucho más de lo que nos imaginamos.

La actitud ideal es aquella que se plantea desde la compresión y la escucha atenta. Debemos desarrollar nuestra vida, también en lo referente al sexo, con normalidad. Si en casa existe un clima de confianza y no hay temas tabú, conseguiremos que, según vaya pasado por cada fase del crecimiento, nuestro hijo nos plantee sus dudas. Se trata de resolverlas de la mejor forma posible, siempre de acuerdo con su nivel madurativo. Si alguna cuestión se plantea especialmente complicada podemos consultar con los educadores o recurrir a algún manual.

Lo principal es que nuestra actitud sea positiva y sana, esta será la única manera de que nuestro hijo desarrolle a su vez una sexualidad libre de culpas y complejos, una sexualidad responsable que a su vez le prevenga de los posibles peligros con los que pueda topar.