Tartamudez infantil

También llamada disfemia la tartamudez es un trastorno de la comunicación que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla acompañadas de tensión en la cara y el cuello y que suele provocar en quien lo padece miedo y estrés a la hora de tener que hablar.

Es un problema de comunicación no de lenguaje, esto es, el afectado no tiene problemas de compresión de la lengua, puede leer y escribir correctamente y entiende a la perfección lo que se le dice, la complicación viene a la hora de expresarse.

Es a partir de que el niño empieza a hablar cuando se manifiesta la tartamudez.

Al principio puede no ser fácil de detectar ya que los niños no hablan con claridad y se repiten, pero según avance en el desarrollo del lenguaje se manifestará de forma evidente. La mayoría de casos suelen desaparecer de forma espontánea, son problemas de fluidez para los que no es preciso tratamiento, pero hay un porcentaje que se mantiene. Si al llegar a los 4 o 5 años el niño sigue tartamudeando será necesaria la intervención para eliminarlo, ya que cuanto antes se trate más probabilidades hay de que desaparezca.


El tratamiento se debe realizar por especialistas


En los casos en que el niño mantenga su tartamudez, además de la atención de los especialistas que requiera, es importante que en casa se sigan unas formas concretas de actuar. Según el niño crece comprende que su forma de hablar no es la normal y por tanto evita hacerlo, esto puede dar lugar a un niño reservado y retraído. Las situaciones en las que tenga que hablar en público suelen causarle ansiedad y estrés, se acentúan unos nervios que no son nada positivos para solucionar su problema.

Ante todo ello los padres tienen la misión de ayudar a su hijo. Lo primero es dejar que se exprese, sin mostrar impaciencia, no debemos acabar las frases por él ni meterle prisa ya que eso solo acrecienta su ansiedad, si sabe que se le escucha hablará de forma más relajada y tranquila. Por supuesto hay que evitar ridiculizarle o castigarle por su tartamudo y evitar que otros lo hagan, se trata de normalizar al máximo la situación y no hay que referirse a él como tartamudo.


Hablar mucho con el niño es muy importante


Hablar todos los días de forma tranquila con el niño será necesario para que vaya superando su problema. En esta conversación hay que respetar sus intervenciones, prestando atención a lo que dice y no a como lo dice, no hay que interrumpirle cuando se equivoca con frases del tipo ‘tranquilo, habla despacio’ ya que así solo se destaca el error. Debemos hablarle de forma pausada y clara para que tienda a imitar esa forma de hablar y siempre con un lenguaje adaptado a su edad.

Pese a todo no se le debe ocultar el problema, llegará un momento en el que pregunte porqué no habla bien. No se trata de negarlo se le puede explicar de acuerdo a su capacidad de entendimiento, proporcionándole el apoyo que necesita y haciéndole ver todas las veces que habla de forma correcta.