¿Cuáles son los pros y contras del parto vertical? ¿Por qué no es muy utilizado?

Cuando pensamos en una mujer de parto la imagen que nos viene la cabeza es aquella en la que está tumbada con las piernas elevadas y empujando, es la forma más extendida, pero no la única. De hecho, el parir tumbada se instauró cuando el parto se convirtió en un proceso médico, antes de eso lo normal es que las mujeres dieran a luz en posición vertical.

El parto vertical como su nombre indica consiste en que la mujer se encuentra en esta posición, bien sea sentada o en cuclillas.

Es una modalidad considerada como más natural ya que es la posición de que forma instintiva adoptaban las mujeres durante siglos cuando llegaba la hora de dar a luz.


Ventajas del parto vertical


Entre sus ventajas estaría el que en esta posición la mujer tiene un mayor control de su cuerpo, el hecho de estar en esta posición le permite tener el apoyo de las piernas, también puede agarrarse con las manos en cada contracción controlando mejor la fuerza que se ejerce y el dolor. Esta posición ayuda a que el nacimiento sea más rápido, la fuerza la gravedad se supone que ayuda a que el bebé descienda por el canal de parto con más facilidad. El hecho de que la cabeza del bebé presione directamente contra el canal de parto hace que se estimule la producción de oxitocina y por tanto la dilatación. En posición vertical las articulaciones de la cadera de la mujer se abren más que estando tumbada, lo que ayuda al nacimiento evitando el empleo de instrumentos con fórceps.

En definitiva mayor capacidad de control de la mujer, rapidez y menos dolor son las grandes ventajas de esta modalidad, pero también hay contras. Sus detractores apuntan que no se han realizado estudios suficientes para que esta modalidad se prefiera sobre la habitual en occidente. Y es que el mayor control de la mujer va en detrimento del control médico. En el caso de que sea necesaria intervención es más complicado hacerlo en esta postura, por lo que la mujer debería recostarse. También es habitual que se produzcan desgarros en la misma medida que en el parto horizontal, solo que en este caso no se pueden controlar de la misma manera.


Aceptación del parto vertical por los ginecólogos y hospitales


Estas razones hacen que en la sociedad occidental no esté demasiado extendido, se sigue considerando el parto como un proceso medicalizado en el que para evitar riesgos se mantiene a la mujer tumbada, a fin de poder intervenir de forma rápida en caso de sufrimiento fetal u otras complicaciones. Pese a todo cada vez son más los defensores de esta posición y empieza a ser posible encontrar centros hospitalarios donde se apuesta por esta modalidad, con la ventaja de que si surgen problemas se puede intervenir de forma inmediata.

En cualquier caso, la mujer puede decidir qué tipo de parto desea tener, debe hablar con su ginecólogo y contemplar las ventajas e inconvenientes de cada opción.