Los dolores de espalda durante el embarazo

Durante el embarazo, es frecuente que las mujeres sufran dolores de espalda. Es cierto que suelen aparecer en torno a la semana 18 de embarazo y que alcanzarán más intensidad en el tercer trimestre, momento en el que este proceso está más avanzado y, por consiguiente, el bebé tiene mayor tamaño.

Aún así, esta dolencia durante el primer trimestre puede anticipar que la mujer sufrirá fuertes dolores en esta zona en los últimos meses.

Suele presentarse en la parte inferior de la columna, ya que es precisamente en esa zona donde puede variar hasta en 28 grados su curvatura, con el fin de compensar el aumento de peso de la zona abdominal.


Durante el tercer trimestre los dolores de espalda se incrementan debido al sobrepeso de la barriga


Y es que durante los últimos meses de embarazo, el cuerpo va adaptándose a los cambios que está sufriendo y es entonces cuando aparece la lordosis lumbar, dicha curvatura, que desaparecerá una vez que el bebé nazca. Así, como la mayor parte del peso que ha ganado la mujer se centra en la zona inferior de la pelvis, además del indicado aumento del volumen abdominal, el cuerpo tiende a irse hacia adelante. Ante ello, la mujer lo compensa, tirando hacia atrás para recuperar su centro de gravedad, pero, provocando la lordosis.

Aún así, a pesar de este proceso en el que el cuerpo se adapta a los cambios, también es cierto que dichas molestias en la espalda se producen porque el peso de la barriga supone un esfuerzo grande para los músculos lumbares. Así, factores como la relajación de los músculos abdominales, la falta de potencia de los glúteos, el aumento de peso y el sedentarismo favorecerán su aparición.

Normalmente dicho dolor va a centrarse en la región sacra y glútea, aunque también es cierto que durante el proceso del embarazo puede ir cambiando. Sin embargo, cada mujer es diferente, aunque suelen ser los puntos donde se localiza el dolor, en aquellas que lo sufren.


Tipos de dolor de espalda en el embarazo


También cabe destacar que hay diferentes niveles, desde intensos, secos a algunos que son tan fuertes que harán que la mujer esté incapacitada incluso para andar. En estos casos en que el dolor limita la vida de la mujer será necesario que acuda a un especialista para que le indique si debe tomar un tratamiento farmacológico o, al menos indicarle una postura cómoda para que pueda descansar y a la vez sienta alivio. Asimismo, también puede recurrir a un fisioterapeuta o realizar ciertas técnicas de relajación para disminuir la intensidad.

Ante ello, es cierto que existen ciertas medidas, como corregir la postura, no utilizar tacones, no tener sobrepeso, hacer ejercicio, evitar la vida sedentaria… formas de prevenir estas dolencias tan frecuentes durante el periodo de gestación.

Asimismo, cabe añadir, que también puede persistir este dolor tras el parto, aunque sin duda, será menor intensidad que el que tiene lugar en el embarazo. Suelen darse cuando el esfuerzo muscular ha sido grande, si se ha produce una dilatación excesiva de la pelvis o incluso si se produce una luxación del coxis. Sin embargo, cabe destacar que, mientras que durante los meses de gestación, la molestia o dolencia se centra en la zona pélvica más que en las lumbares, tras el parto, ocurre al revés.