Cómo hablar de la muerte con los niños

Hay conversaciones especialmente complicadas en las relaciones de cualquier familia, es ese momento en el que toca hablar de sexo, de como se hacen los niños o de la muerte. Cada familia decide cuando ha llegado la hora, esto puede ser cuando se considera que el niño ya está preparado para ello, en función de su desarrollo y maduración, o porque las circunstancias propician que sea así, por ejemplo ante la muerte de un familiar.

En general lo mejor es que sean los padres los que afronten estos temas y no esperar a que el niño descubra por su cuenta determinadas cuestiones, ya que puede que el enfoque que reciba no sea el mejor o el que nosotros queremos para él.

Por ello los temas peliagudos hay que ir tratándolos poco a poco y desde el principio, adaptándonos a su edad y sin esperar a que ‘sea mayor’ ya que entonces puede que sea tarde.


Hay que adaptar la explicación de la muerte a la edad del niño


Cuando surja el tema de la muerte va a ser el propio niño el que nos pregunte, lo que habrá que hacer es responder de forma sincera y en función de su nivel de comprensión. La muerte además es una cuestión que se vive de forma diferente en función de las creencias de cada uno, si queremos transmitirlas a nuestros hijos deberemos hacerlo con conceptos comprensibles para ellos y a que además no les provoquen nuevos conflictos.

Antes de los cinco años la idea la muerte resulta muy difusa para los niños, a estas edades ante la falta de una persona querida reaccionarán con tristeza, podrán entender que se ha ido pero el concepto de muerte no queda claro, por lo que el niño seguramente quedará conforme al saber que su abuelito está, por ejemplo, en otro lugar mejor. A partir de los cinco años y hasta los diez el niño ya entiende que la muerte es algo definitivo, sin vuelta atrás, aquí surgen las preguntas más delicadas ¿estará bien? ¿ha sido por mi culpa? ¿le va a pasar a mis padres?


Sentimientos de los niños ante la muerte


Lo normal es que el niño se sienta triste, abandonado, incluso puede estar enfadado por esa muerte. Hay enseñarle a lidiar con esos sentimientos igual que lo hacemos nosotros y debemos ser claros, esa persona no va a volver, ahora está en otro lugar. Es bueno transmitirles la idea de que está en un lugar tranquilo +, feliz, bien sea el cielo, una estrella o cualquier otro sitio, ya irá aprendiendo según crezca la complejidad que rodea el sentido de la vida y la muerte.

A partir de los diez años llega otro momento crítico ya que el niño es consciente de que la muerte le va a llegar a él, hay niños que desarrollan una auténtica obsesión por el tema y pasan un tiempo preocupados y deprimidos. Es una fase que debemos comprender pero al mismo tiempo hay que hablar del tema, hacer que entienda que la muerte es una parte más de la vida. Si le hemos transmitido una actitud abierta y sincera, sin miedos ni tabúes, y unos valores claros finalmente acabará aceptando y asumiendo esa realidad.