Explicar la muerte a los niños

Sin duda, una de las cosas que más nos cuesta a los padres es afrontar con nuestros hijos el tema de la muerte de un ser querido. Una de las principales tentaciones que tenemos en este sentido es mentirles pero, de hecho, los especialistas coinciden en que es lo peor que podemos hacer.

Además, no hace falta que se nos muera nadie cercano.

Alrededor de los 4 años, muchos niños empiezan a ser conscientes de que la muerte existe, y será habitual que nos pregunten sobre ella.


El concepto de muerte


Antes que nada, debemos pensar en como definir ‘ muerte’, ya que es probable que nuestro hijo nos pregunte qué significa la palabra. Lo más habitual, incluso entre adultos, es recurrir a eufemismos del tipo ‘el abuelo se ha ido’, ‘está en el cielo’, o ‘lo perdimos’. Con estas expresiones, no conseguiremos tranquilizar al pequeño, ya que son ideas vagas, que solo conseguirán que tenga más dudas.

Evidentemente, no estamos diciendo que tengamos que ser excesivamente concretos y desagradables a la hora de explicar que es la muerte. Pero tenemos que esforzarnos en adaptar nuestro vocabulario para que un niño entienda claramente que morir es llegar al final de la vida, y que morimos cuando nos toca.

De hecho, con esta explicación muchos adultos nos agobiamos, y sentimos incluso miedo. En cambio, un niño menor de 6 años lo asume perfectamente, y no se angustia.

Otra pregunta relacionada con el tema de la muerte que, muy probablemente, nos hará nuestro hijo es si queda algo de las personas que mueren. Llegados a este punto, independientemente de las creencias religiosas de cada familia, nos costará que entienda la idea del alma. Para evitar problemas, podemos optar por explicarle que queda su recuerdo, y cosas tangibles como sus objetos, y sus fotos.


Qué ocurre cuando muere un ser querido


Todas estas generalidades deben ir más allá cuando muere un ser querido, y debemos explicarle al niño lo que ha sucedido. La verdad es que, aunque sea un trámite duro, hay que pasarlo, y decirle lo que ha sucedido pronto, por muy pequeño que sea nuestro hijo. Ocultarle la muerte puede hacerle pasar por trastornos, ya que le haría sentir engañado y dudar de su entorno, que para él debe ser lo más seguro del mundo.

Lo más difícil es buscar el equilibrio entre los eufemismos, y la dureza de explicar con todo tipo de detalles que es la muerte. También es importante que le dejemos hacer todas las preguntas que se le pasen por la cabeza, para asegurarnos que lo entiende tan bien como sea posible.

Finalmente, es importante que le demos la ocasión de participar del duelo e, incluso, si lo consideran oportuno los padres, de las ceremonias funerarias.


Reacción del niño ante la muerte


Cuando expliquemos a un niño que se ha muerto un ser querido , debemos esperar que tenga una serie de reacciones, que no serán fáciles de sobrellevar pero que solo durarán unos días. Si se mueven en unos límites de normalidad, debemos esperar a que se resuelvan por si mismas, ya que forman parte del proceso de duelo.

Va a ser normal que lo veamos enfadado, triste, e incluso preocupado por la posibilidad de que se muera él mismo, o la gente de su alrededor. Y puede somatizar esas preocupaciones con síntomas como alteraciones del sueño, o de apetito.