La Primera Comunión de un niño

La comunión es el primer acto social de envergadura al que se enfrentan los menores, es una fiesta en la que ellos son los protagonistas y, dentro de las posibilidades de cada familia, se deben respetar sus deseos y hacer de este un día hecho a su medida.

La comunión tiene un sentido eminentemente religioso, pero este ha ido perdiendo peso en la actualidad, convirtiéndose en muchos casos en una excusa para colmar al niño de regalos y vestirlo como un príncipe o princesa.

Es una decisión familiar, pero se haga como se haga, es bueno que el niño conozca el sentido de la celebración y pueda implicarse en el evento.


La Primera Comunión requiere de mucho tiempo para organizarla


Sea como fuere la planificación de la primera comunión requiere de tiempo y una buena organización. Uno de los primeros factores a tener en cuenta es la Iglesia, su decoración, el fotógrafo… Son cuestiones que se tratan normalmente de forma conjunta con la propia iglesia y con el resto de padres y que no llevan más complicaciones.

Lo que si precisa de más tiempo es la elección del lugar donde celebrar la posterior fiesta, esta dependerá de cada familia, puede ser desde una sencilla merienda hasta un completo banquete. Se puede optar por un elegante restaurante o por un completo polideportivo. Las opciones son muchas y serán los padres lo que decidan lo más conveniente para ellos. Pero sea cual sea la elección, lo que no se debe perder de vista son las necesidades del niño, pensemos que se trata de su fiesta.

Por ello es importante que en la lista de invitados se tengan en cuenta a los amigos de nuestro hijo, podemos hablar con él también de sus preferencias, seguramente prefiera un lugar amplio donde poder jugar al fútbol que un restaurante sin sitio donde moverse. En este sentido la animación es uno de los factores que no se deben descuidar, pensemos que es un día muy largo y los niños van a necesitar actividades y diversión.


El traje de Comunión


Una vez hecha la elección es el momento de ocuparse del vestuario. Cuando hablamos de niño el abanico de posibilidades se amplía respecto a las niñas, estás suelen ir con el clásico traje largo blanco, en el caso de los niños las opciones se han ampliado. Hemos pasado del marinerito a auténticos trajes de gentleman donde tienen cabida chaquetas, corbatas, pajaritas o chalecos. Dependerá de si los padres son más clásicos o se atreven con las tendencias más actuales, incluso podemos encontrar chaqués en miniatura para celebrar este día. La ventaja de comprar un traje es que este se puede reutilizar en posteriores eventos, lo que no va a pasar con el traje marinero. También está la opción de tener dos trajes para el día, el ‘oficial’ para la ceremonia religiosa y uno más informal con el que el niño se sienta cómodo, sin el peligro de que se rompa o se manche.

Más allá de estos preparativos será poco lo que quede por hacer, siempre habrá detalles, como la lista de regalos, las invitaciones, los obsequios a los asistentes… De nuevo será una cuestión personal el hacer de este día un evento más o menos elaborado.