Reacciones de los hijos a la separación o divorcio de sus padres

Se suele escuchar que en una separación los que más salen perdiendo son los hijos y esto es cierto, los niños acaban sufriendo las consecuencias de las desavenencias de sus padres. Seguramente para los niños acabe siendo mejor que vivir en un hogar roto marcado por las discusiones y las peleas, pero esto no quita que para ellos, especialmente si son menores de seis años, suponga todo un trauma emocional ante el que van a reaccionar de diversas maneras.

El niño pequeño necesita confianza, seguridad y un entorno estable y afectivo para que su desarrollo cognitivo y emocional sea el adecuado, si esto no es así empieza a manifestar una serie de cambios de conducta.

Estos cambios serán distintos en función de su edad y de como se esté gestionando en casa la separación, pero siempre van a verse afectados en alguna medida.


En niños pequeños es habitual que se den conductas regresivas


Los más pequeños no acaban de entender lo que pasa, por qué sus padres, sus referentes, ya no están juntos. Es habitual que se den conductas regresivas, el niño vuelve a hacerse pis encima, se chupa el dedo, tiene miedo a quedarse solo… también puede manifestar un comportamiento agresivo con llantos y rabietas y una necesidad constante de llamar la atención, si ya va al cole es normal que no quiera acudir a clase. Puede cambiar sus pautas de sueño, de alimentación e incluso de relacionarse con el resto, volviéndose más retraído.

Si es un niño más mayor, por encima de los seis años, ya es capaz de entender que sus padres no estén juntos aunque esto no significa que lo comprenda del todo ni que lo acepte, a las conductas anteriores se pueden añadir otras. El sentimiento de culpa es habitual en estas edades, piensan que son ellos los que han provocado la situación y prometen buen comportamiento, también es normal que se sientan enfadados con sus padres e incluso que se muestren más rencorosos con aquel que consideran culpable. Baja el rendimiento escolar y se pueden dar situaciones de baja autoestima.


El divorcio con hijos adolescentes


Cuando el divorcio sucede durante la adolescencia de los hijos hay que tener especial cuidado, es una etapa muy complicada para ellos y una separación mal llevada puede llevar a que desarrollen conductas antisociales y agresivas para ellos mismos.

Para evitar o minimizar en lo posible todas estas reacciones, en el proceso de separación lo más importante va a ser pensar siempre en el bien de los hijos. Por mucho que cueste hay que mantener una relación cordial, discutir juntos todas las cuestiones que les puedan afectar y jamás utilizar a los niños como moneda de cambio ni ponerles en contra de uno de los padres. Los hijos necesitan a sus progenitores y las reacciones negativas no van a hacer más que empeorar su estado. Cuanto más pequeños sean más habrá que vigilar que se mantenga la normalidad dentro de lo posible. Aunque no vivan juntos los padres deben repartirse el tiempo con sus hijos para que el daño sea mínimo y ante todo dejarles muy claro que nuestro afecto por ellos no ha cambiado en absoluto.