Cómo educar hijos fuertes

Cuando hablamos de fortaleza en el tema educativo no nos referimos a educar al matón del patio de recreo, se trata de que los niños cuenten con la fortaleza que les permita afrontar los retos que les plantee la vida diaria sin hundirse ni recurrir siempre a sus padres, se trata de fomentar su independencia y capacidad a la hora de resolver los problemas.

Hay determinadas circunstancias de la vida que hacen que un niño se haga fuerte.

Los niños que han sufrido una gran pérdida o una desgracia suelen ser niños ‘duros’, a los que el resto de situaciones de la vida no les parecerá nada insuperable. Pero esta fortaleza tampoco es la que queremos transmitir ya que va acompañada de un gran dolor y tristeza difícil de superar, son niños que acaban ocultando sus verdaderas emociones, lo que a la larga causa problemas emocionales.


¿Qué es lo que buscamos cuándo queremos que nuestros hijos sean fuertes?


Lo que pretendemos cuando hablamos de educar a hijos fuertes es que los niños sean capaces de reconocer y aceptar sus sentimientos en cada momento para que estos no les acaben superando. Ante una situación desconocida un niño puede reaccionar de diversas maneras, con miedo, con curiosidad, con vergüenza… Sea como sea debe tener la capacidad de identificar su emoción y actuar de la forma adecuada. Por ejemplo, si le presentamos a un nuevo amigo tiene que superar su temor y salir de las faldas de su madre.

Pero todo esto el niño no lo va a aprender solo, son los padres los que deben guiarle y educarle. Ante todo hay que tener muy presente su carácter y personalidad. Si tenemos un hijo tímido no podemos forzarle a ser el más sociable del mundo ya que al final solo lograremos que se retraiga más. Habrá que ser paciente y trabajar con él las relaciones interpersonales, predicar con el ejemplo suele ser la mejor táctica ya que los niños imitan los comportamientos de sus padres.


Para que nuestro hijo sea fuerte primero hemos de identificar sus debilidades


Si queremos que nuestro hijo sea resistente ante las pruebas que le pondrá la vida tendremos que identificar aquellas áreas en las que es más débil. Puede que sea un niño que no soporta el rechazo o que le ignoren, en este caso habrá que hacerle entender que no va a ser siempre el centro de atención y que no pasa nada por ello. En otros casos el niño ante cualquier dificultad acude siempre a sus padres para que se la resuelvan, aquí simplemente habrá que dejar de solucionárselo todo y fomentar su autonomía, al principio con ayuda para ir poco a poco dejando que haga las cosas por si mismo.

En todos los casos la base para la fortaleza de los niños será una autoestima positiva. Los niños que tienen una buena imagen de si mismos afrontan con ánimo los nuevos retos y suelen responder mejor ante las complicaciones. Que sus padres les crean capaces de superar los problemas hace que al final sean realmente capaces de hacerlo.