Comportamiento infantil: conducta de bebés y niños

Puede que haya quien piense que los bebés se diferencian poco unos de otros, duermen casi todo el tiempo y lloran cuando quieren algo. Pero lo cierto es que desde que nace cada niño presenta un comportamiento concreto, ya tiene un carácter que se va a manifestar de diversas maneras. Los padres deben ser conscientes de ello, aprender a conocer a su bebé y actuar en consecuencia, todo ello buscando en última instancia la felicidad del niño.

En general se puede hablar de bebés fáciles y difíciles en función de su forma de comportarse, lo normal es cada niño tienda más hacia un lado u otro, aunque en momentos concretos pueden adoptar conductas diferentes a la habitual.

Por tanto, pese a que no hay patrones fijos, sí podemos tener unas guías que nos permitirán saber como actuar con nuestro hijo.


Tipos de bebés y niños


Los bebés llamados fáciles o agradables son realmente la mayoría, se muestran de buen humor, tienen curiosidad hacia lo que les rodea, se adaptan con relativa facilidad a los cambios… en definitiva son esos niños ideales para sus padres, tanto es así que corren el riesgo de verse un tanto delegados. Estos niños que no suelen dar problemas se entretienen solos muchas veces y pueden dar la impresión a sus padres de que no les necesitan, nada más lejos de la realidad. Los padres deben interactuar con ellos, aprovechando esa facilidad de trato se les puede estimular mucho más y disfrutar de su compañía, sería un error hacerles menos caso solo porque los veamos tranquilos.

Hay otro tipo de comportamiento más complicado, sería el del bebé o el niño más reservado, no suele dar grandes problemas pero se muestra temeroso, requiere la presencia de sus padres ante nuevas situaciones y le cuesta más adaptarse. Ese carácter retraído se debe respetar, los padres deben tener paciencia y no forzar situaciones, se trata de respetar su ritmo e ir exponiéndole poco a poco a los cambios. Es necesario mostrarle apoyo y no ser críticos ante su inseguridad ya que así solo lograríamos incrementarla.


El niño ‘difícil’


Por último hay un tipo de bebé que los padres clasificarían como difícil, es ese niño que no para quieto, exigente en sus demandas que exterioriza con grandes lloros y gritos, al que le cuesta dormir o concentrarse en una actividad. Ante este niño los padres suelen culparse pensando que están haciendo algo mal, pero de lo que se trata es de mantenerse calmados. Se pueden establecer rutinas fijas que ayuden al bebé a anticipar las situaciones y se tiene que tener mucha paciencia. Normalmente este tipo de temperamento no se mantiene siempre y a medida que crezca se irá normalizando.

A lo largo de la vida el niño va a mostrar diferentes comportamientos, puede que esté más irritable si está cansado o enfermo o que se muestre tímido ante los desconocidos. Lo importante es que los padres aprendan a conocer a su hijo y sepan como actuar en cada momento, siempre con el objetivo de ayudar al niño a desarrollarse de la mejor forma posible aprovechando todo su potencial.