Educar a los niños para una sexualidad sana

Pese a estar en pleno siglo XXI en cuestión de sexo siguen existiendo gran cantidad de tabúes más propios del siglo XIX. Desde el momento en que ocultamos nuestra sexualidad a nuestros hijos o evitamos responder a preguntas comprometidas sobre el tema estamos haciendo que algo natural y que forma parte de la vida se convierta en una cuestión oscura y peligrosa.

Educar para una sexualidad sana a nuestros hijos simplemente implica tratar el sexo como algo normal en el ser humano, empezando por las partes del cuerpo y acabando por los tipo de relaciones entre hombres y mujeres.

Que los padres se muestren cariño delante de sus hijos y que no tengan miedo a responder a sus preguntas es el primer paso para que estos niños conozcan bien el sexo, tengan la orientación paterna y de este modo no estén expuestos a los peligros que lleva asociado una mala o inexistente educación sexual.


Es importante que sean los padres los que eduquen a los niños sobre la sexualidad


Si son los padres los que transmiten a sus hijos qué es el sexo, la intimidad de la pareja, las diferentes relaciones, el estar preparado… el niño no tendrá que acudir a otras fuentes a buscar esta información y del mismo modo podrá reaccionar y sabrá identificar las situaciones peligrosas o poco convenientes.

Esta educación sexual va a depender siempre de las creencias de los padres, pero lo mejor es que sea lo más clara y sincera posible, con el conocimiento previo en la mano se podrán tener en cuenta después las consideraciones morales de cada familia. Ya desde que son pequeños podemos tratar el sexo con naturalidad, por ejemplo a la hora del baño es importante llamar a los genitales por su nombre, también es positivo que los padres no muestren pudor ante sus hijos con el fin de que no acaben siendo consideradas como algo tabú.

Llegará un momento en que la curiosidad infantil hará que surjan preguntas sobre las diferencias entre hombres y mujeres o el uso de sus genitales, también van a descubrir en una etapa de su infancia el placer que provoca su manipulación. Es algo normal que forma parte de su proceso evolutivo y no hay que castigarlo, habrá que explicarles que es algo que forma parte de su intimidad.


La pregunta ‘¿de dónde vienen los niños?’


La pregunta sobre como se hacen los niños llegará antes o después, en función de su capacidad de comprensión habrá que ser lo más claro posible evitando cuentos de cigüeñas y demás que no hacen más que confundir.

Si hablamos de sexo con nuestros hijos y mantenemos una actitud abierta ellos podrán contar con nosotros cuando lleguen a etapas más confusas y conflictivas como la adolescencia. En este momento será muy importante estar abiertos a todas sus inquietudes y saber orientarles.

Si vivimos el sexo como una parte más de la vida, nuestros hijos harán lo mismo y no terminarán obsesionándose con el tema, responder a sus preguntas será para ello fundamental. Con unas pautas claras nuestro hijo no tendrá problemas ni frustraciones cuando se enfrente a sus propias experiencias.