El invierno y los niños

La llegada del invierno representa siempre un problema importante para las familias con hijos, ya que las bajas temperaturas hacen que los pequeños no puedan jugar al aire libre tanto como ellos quisieran.

Este ‘enclaustramiento’ en el hogar provoca que los niños se sientan más nerviosos y agobiados, y los padres tienen cada día más problemas para controlarlos.

Por lo tanto, es necesario que elaboren unas pautas de comportamiento para que todo se desarrolle con normalidad dentro de casa.


Los recursos para distraer a un niño en casa


¿Cómo pasan los niños más tiempo del que sería recomendable dentro de casa? Por desgracia, en la sociedad actual, la respuesta a esta pregunta es muy simple: mirando la televisión.

Especialmente en invierno, los padres deben hacer un intenso trabajo de control sobre la televisión que ven sus hijos, seleccionando los programas y, sobretodo, controlando que no sea su única forma de ocio.

Lo más sano es que los niños jueguen con sus hermanos y amigos, y que lean. Si aun no saben hacerlo, es importante que los padres les introduzcan en el ámbito de la lectura, leyéndoles cada día un rato.

Si se quiere evitar que un niño se agobie en casa, un día en que hace tanto frío que es mejor no salir, los padres deben contar de antemano con un arsenal de juegos e ideas para distraer a su hijo, especialmente si no tiene hermanos.

Las actividades creativas – como el modelaje -, los títeres y muñecos de toda la vida, los juegos de construcción y los puzles deben ser una constante en las habitaciones de los niños, especialmente en los meses de invierno. No hay que obsesionarse en buscar grandes juegos electrónicos, sino en proporcionarles a los pequeños elementos clásicos de diversión, con los que ya disfrutaron sus padres.


Salir a la calle en invierno


También es importante que los padres sean conscientes de todas las posibilidades de ocio a su alcance, aunque sea en invierno. No poder jugar tan a menudo en el parque por el frío, no significa que los niños no puedan salir a la calle: museos, teatros y cines son excelentes opciones para que los niños se diviertan sin tener que pasar un rato en la calle, o estar encerrados en sus hogares.

Además, para los niños tampoco tiene porque ser un problema salir a la calle en invierno. Respirar el aire exterior es bueno para su salud, y los padres simplemente tienen que preocuparse de sacarlos bien abrigados, para protegerles del viento y de las quemaduras solares. Hay que romper con el mito de que los niños no pueden jugar en el exterior nunca en el invierno, para protegerlos de los resfriados. No todos los días hace el mismo frío, y es muy recomendable que los pequeños entren en contacto con el aire , para reforzar sus defensas.

En conclusión, podemos decir que el invierno, bien planificado, no tiene porqué convertirse en una condena para los pequeños de la casa, ni para sus familias.