La mala costumbre de las niñas de enrollarse el pelo

Los niños pequeños acostumbran a adquirir algunas costumbres que no son muy recomendables, pero que ellos descubren un día que les gustan y, a partir de ese momento, asumen como pauta de comportamiento. Uno de los ejemplos más claros de esto es el gesto típico de meterse el dedo en la nariz.

Si bien, cuando son pequeños, muchos padres no prestan mucha atención a estas malas costumbres de sus hijos, la verdad es que hay que ser muy conscientes de que pueden convertirse en un hábito fijo, que siga manteniéndose a medida que el niño crece.

Y esto ya puede resultar más incómodo, dependiendo de la costumbre.


La costumbre de jugar con el pelo


Uno de estos hábitos más populares entre las niñas es el de jugar con un mechón de pelo, en cuanto se sienten nerviosas o demasiado agobiadas.

Hay que reconocer que el pelo es una de las partes del cuerpo más agradables de acariciar, con lo que incluso los bebés tienden a poner sus manos en el pelo de su madre cuando lo tienen a su alcance. Cuando una niña se lo empieza a tocar, busca sentirse segura y relajada, y esta costumbre muchas veces se mantiene hasta la edad adulta.


Cuándo hay que preocuparse


En principio, que una niña se acaricie el pelo en momentos determinados del día no tiene porque ser un motivo de alerta para sus padres, a menos que su actitud vaya más allá de lo normal.

En algunos casos muy extremos, la niña no se limita a acariciarse el pelo, y lo que hace es tirar de él , hasta llegar a arrancarse mechones. Evidentemente, esto no es una simple mala costumbre, y puede definirse más como una autoagresión, que requiere un tratamiento psicológico especializado.

Si no se llega a estos casos tan graves, lo mejor es no hacer demasiado caso a la niña que se haya acostumbrado a enrollarse el pelo de manera más o menos continuada. En todo caso, lo mejor que pueden hacer los padres es optar por actitudes disuasorias, como peinarla con una cola, o regalarle un sombrerito. En principio, se trata simplemente de una fase del crecimiento, que desaparecerá antes si no se convierte en un foco de atención.


Una costumbre de niñas


Esta costumbre de jugar con el pelo en los momentos de más nerviosismo e inseguridad se da en una proporción mucho más amplia entre las niñas – y mujeres adultas – que entre los niños. La razón es muy sencilla: llevan el pelo mucho más largo, con lo que es mucho más fácil manipularlo.

De todos modos, que lo hagan en sus momentos de más ‘agobio’ no significa que sean niñas con problemas psicológicos, o inseguridades, ni que estén especialmente aburridas. Simplemente, los padres deben tener en cuenta que crecer es un proceso evolutivo en el que sus hijos también se sientes desconcertados algunas veces, y costumbres como éstas son un pequeño ‘apoyo’ a su día a día, que no tiene porque tener más consecuencias.