La psicomotricidad fina: actividades para desarrollarla

La psicomotricidad fina implica aquellas actividades en las que el niño debe actuar de una forma más precisa, poniendo en marcha mecanismos de coordinación superiores y que le permitirán avanzar en su aprendizaje y desarrollo. Gracias a esta psicomotricidad el niño podrá escribir, dibujar, atarse los zapatos o abrocharse la camisa.

En la vida de un bebé toda nueva etapa necesita de un proceso de adaptación que irá de menos a más, lo mismo sucede con este tipo de psicomotricidad.

Si observamos a un bebé de pocos meses comprobaremos que no muestra ningún tipo de coordinación en sus extremidades, poco a poco irá avanzando desde algo tan en apariencia simple como agarrar un objeto con la mano, hasta poder introducir una bolita en una botella, por ejemplo.


La psicomotricidad fina empieza a desarrollarse a partir de los 18 meses de edad


La psicomotricidad fina se inicia aproximadamente al año y medio, es una edad media aunque la mayoría de los niños se encuentran en este rango y es que la adquisición de la motricidad es un proceso evolutivo, esto es, se adquiere sin necesidad de enseñanza-aprendizaje, sucede lo mismo que con el empezar a caminar, se producirá cuando el niño esté listo. Si observamos que el niño coge una pintura y empieza a emborronar folios o si ya es capaz de introducir objetos más pequeños en otros, podremos decir que ha comenzado el desarrollo de su psicomotricidad fina.

Habrá niños que la desarrollen antes y otros que empiecen después, dependerá de su momento evolutivo, por tanto no se podrá intervenir en su desarrollo. Lo que sí se puede hacer es poner en marcha actividades que le permitan comenzar a trabajar en ella. Habrá que tener en cuenta la edad del niño, ya que en función de la misma se podrá trabajar uno u otro aspecto. No se le puede pedir a un niño de un año que se abroche la camisa, aunque sí es capaz de coger un objeto solo con dos dedos.

Hay a su vez varios tipos psicomotricidad, a grandes rasgos se puede trabajar con las manos, con los dedos o la coordinación viso manual. Actividades que ayudan a desarrollar la destreza de las manos serían tocar palmas primero libremente y luego siguiendo un ritmo, llevar un objeto en equilibrio sobre la mano, realizar gestos mientras se canta una canción, como por ejemplo los cinco lobitos, hacer trazos sobre el agua o imitar con las manos movimientos de objetos o animales.


Psicomotricidad fina en dedos y coordinación ojo-mano


Para la destreza de los dedos podemos jugar a juntar y separar los dedos, tocar cada dedo con el pulgar de la mano correspondiente, teclear, tocar un tambor o sacar los dedos uno detrás de otro partiendo de la mano cerrada.

Y en lo que respecta a la coordinación ojo-mano se pueden realizar actividades que vayan desde lanzar un objeto con la mano a un recipiente hasta recortar con tijeras, pasando por enroscar y desenroscar tapas, pasar hojas de un libro, jugar con plastilina o con una baraja de cartas.

Todas estas actividades pueden estar enfocadas tanto a bebés y niños más pequeños como a otros más mayores, ya que en función de la edad las podemos adaptar e ir complicándolas.