Mi hijo muerde

Desde los 18 meses a los 3 años de edad, muchos niños que manifiestan sus sentimientos mediante la fuerza, ya sea con mordiscos, golpes, arañazos… La cuestión es que, una vez que el pequeño empiece a comportarse de este modo, será necesario que los padres reaccionen ante esta situación.

En primer lugar, habrá que detectar cuál es el motivo que lleva al pequeño a morder.

Los motivos pueden ser diferentes, ya que puede que el niño lo haga para llamar la atención, en los momentos en que se encuentra irritado o frustrado, cuando está nervioso, para imitar a otro niño, para defenderse cuando se encuentre agobiado o superado por la situación, para aliviar las molestias de la dentición o, a veces, simplemente como una forma de juego.


Las causas por las que un niño muerde son diferentes en cada caso, y también su solución para evitarlo


Y es que, en ocasiones, aunque los padres no sean conscientes, esta forma de actuar del pequeño, no es más que una expresión de cómo se sienten y de este modo, en función del significado que tenga el hecho de morder, deberán actuar de un modo u otro.

Así, una vez que se sepan los motivos que empujan al pequeño a este mal hábito, será importante que le enseñen que eso que hace no está bien. Será importante que no pase mucho tiempo desde que el niño empieza a comportarse de este modo, ya que, cuanto antes se actúe, antes también se solucionará el problema. De este modo, en cuanto los padres detecten que el pequeño muerde, deberán actuar de un modo claro y rotundo, sin llegar a extremos. Es decir, deberán dejar claro al pequeño que eso NO está bien, diciéndolo tanto con palabras como con su semblante. No habrá risas ni muestras de simpatía ante lo que ha hecho, el pequeño entenderá que eso no es una forma correcta de comportarse y que no debe volver a hacerlo. Pero tampoco habrá una reacción excesiva, es decir, no se le chillará ni se le dará excesiva importancia. Y es que, si se le resta importancia y se le deja claro qué está bien y qué no sin más, el niño acabará olvidando esta forma, algo agresiva, de manifestarse.

Una vez que ya se le haya dejado claro que morder no está bien, los padres deberán seguir controlando los comportamientos del pequeño para ver si realmente lo ha asimilado. Además, en función del motivo que le lleve a hacerlo, tendrán que actuar de un modo u otro.


Casos en los que el niño muerde para llamar la atención de los padres


Así, en el caso de que el pequeño lo haga para llamar la atención, en situaciones, por ejemplo, como la llegada de un nuevo hermanito o la falta de atención por el exceso de trabajo, los padres deberán alterar su comportamiento y empezar a prestarle más atención y demostrarle más cariño para que se sienta mejor. A veces, en estas situaciones, los niños pueden llegar a cambiar radicalmente su comportamiento, ya que saben que, de ese modo, captarán la atención de los padres, aunque sea para reñirles.

Si, en cambio, se trata de una forma de juego o es producto del proceso de dentición. Se le pondrá solución ofreciéndole nuevas formas de juego, así como juguetes o objetos indicados para morderlos y aliviar esas molestias.

Por otro lado, hay veces en que el pequeño muerde cuando juega con otros niños. En estos casos, habrá que saber por qué motivo lo hace. Si es porque se encuentra superado y para defenderse muerde o si, en cambio, ha tomado la costumbre de hacerlo cuando no está de acuerdo con algo. Será útil que los padres inviten a algunos de sus amigos a casa para, así, comprobar cómo se comporta con ellos y ver en qué momentos muerde y por qué motivo.

Ante todo, los padres tendrán que ser un ejemplo y por ello, los niños no deberán ver actitudes agresivas en el hogar, ni entre sus progenitores, ni entre sus hermanos… de todos modos, hay que ser conscientes de que, dentro del proceso de su educación, habrá momentos en que no se comporte correctamente y que, si los padres actúan del modo adecuado, el pequeño olvidará ese mal hábito y aprenderá de los errores.