Técnicas y beneficios de la Psicomotricidad para los niños

La psicomotricidad es una disciplina que ayuda al niño a desarrollar a la par cuerpo y mente. Desde que son pequeños los niños necesitan realizar actividad física pero los deportes no son todavía adecuados para ellos, no entienden las reglas además de que requieren movimientos precisos para los que todavía no están preparados.

Con la psicomotricidad para niños se consigue que realicen esa actividad necesaria para su desarrollo de una forma lúdica y divertida. Aprenden a desarrollar una serie de roles y técnicas que les ayudará también en su proceso de socialización y en su desarrollo psicológico y emocional.

Hoy en día todas las aulas de educación infantil tienen la psicomotricidad como parte fundamental de su programa. Según van avanzando en su desarrollo los niños utilizan su propio cuerpo para posicionarse en el mundo. A través de sus saltos, de sus juegos, de sus relaciones con los objetos y con el resto de niños, van adquiriendo los aprendizajes necesarios para desarrollarse en la vida. De lo que se trata en las clases de psicomotricidad es de ayudarles a que esto sea así en un entorno seguro y controlado.


Técnicas de psicomotricidad


Las técnicas de psicomotricidad se basan en una forma concreta de actuar. Normalmente se trata de un aula espaciosa similar a un gimnasio escolar pero con los materiales adaptados a la edad de los niños, hay bancos y espalderas, pero también bloques de gomaespuma o toboganes. No faltan tampoco pinturas, pizarras y otros elementos de expresión. La dinámica de la clase variará en función del educador pero en general se trata de que los niños pasen por diversas experiencias donde el movimiento y su expresión es la base.

Hay una primera fase de expresividad motora, es el momento de que los niños salten, corran, rueden, se deslicen… con toda esta descarga de energía se eliminan también conflictos y tensiones, la descarga física va así asociada a una descarga emocional. Tras esta primer parte puramente motriz se pasa, en función de la edad de los niños, a un juego más simbólico, los niños interpretan roles, pueden jugar a cocinar, a médicos o a representar situaciones de la vida diaria con sus compañeros. La primera fase motora suele finalizar con una historia, la actividad física deja paso a la actividad mental, el niño imagina en su mente la historia que se le está contando y se prepara para una segunda parte donde lo más importante será precisamente la representación mental. En la fase de expresividad gráfica los niños dejan rienda suelta a las experiencias antes vividas plasmándolas en el papel. Dibujan lo que tienen dentro ejercitando el aspecto simbólico.

De esta manera los niños pasan en una misma sesión de poner en marcha su cuerpo a trabajar su mente, una práctica completa y necesaria para su adecuado desarrollo. Así, entre los beneficios de la psicomotricidad estaría el conocimiento del cuerpo, la coordinación, el equilibrio, la orientación, el control de la respiración, el desarrollo del ritmo, la mejora de la memoria, el fomento de la creatividad y la imaginación o la adaptación al mundo exterior.