Patinaje para niños

Hace unos años, raro era el niño que no tenía unos patines en casa, desde esos que se ajustaban con unas tiras a las propias zapatillas, pasando por los de bota, hasta los patines en línea. Hoy en día parece que la moda ha pasado, la falta de espacios públicos y el hecho de que los niños juegan mucho menos en la calle que antes han delegado este juego.

Pero el patinaje es ante todo un deporte que puede resultar muy divertido y que presenta grandes ventajas para el desarrollo físico de los niños.

Como tal no está exento de riesgos ya que las caídas son de lo más habitual cuando se empieza a practicar, pero esto en si mismo también es un aprendizaje y por tanto no debe asustar a los padres que sus hijos se caigan unas cuantas veces durante el entrenamiento. Gracias a esa primera inestabilidad los niños aprenden a mantener el equilibrio y cuanto más pronto empiecen mejor.


El patinaje estimula la coordinación y el equilibrio


Para conseguir ese equilibrio se trabaja mucho la coordinación, con movimientos controlados y rítmicos lo que a su vez va a mejorar la coordinación espacial del menor y su sentido del ritmo.

La orientación y la medición de las distancias son también básicas en este deporte, hay que saber acelerar, frenar, cambiar los tiempos… y tampoco hay que olvidar la resistencia física, las piernas realizan un gran trabajo que además no resulta pesado para el niño ya que va sobre ruedas. Este trabajo fortalece sus músculos, a la vez que los dota de mayor elasticidad debido a los movimientos que se realizan, es mucho más fácil estirarse mientras se va rodando. El niño que patina de forma habitual va a desarrollar así unas piernas mucho más firmes, resistentes y definidas. No hay que olvidarse del resto del cuerpo, se trabaja mucho la respiración y los movimientos de brazos, cintura y cuello, ya que para patinar es necesario que todo el cuerpo actúe de forma coordinada.


Otras ventajas del patinaje infantil


A las ventajas físicas hay que sumar lo que se divierten los niños con esta práctica, es un deporte en el que el cansancio se hace más llevadero y la sensación de velocidad y ligereza no se logra de igual manera con otros deportes. Presenta también la ventaja de que se puede practicar en solitario o en grupo, sin olvidar todas sus modalidades. Hay patinaje sobre ruedas, artístico, sobre hielo… y también encontramos deportes como el hockey en los que se combina el patinaje con un deporte de equipo.

La edad más adecuada para empezar es a partir del momento en el que el niño ya mantiene el equilibrio sin problemas. Los patines deben estar adaptados a su pie y ofrecer la seguridad precisa, especialmente a edades más tempranas. Es necesario que el niño cuente con todos los elementos de seguridad precisos, las rodilleras, coderas y el casco van a evitar que las frecuentes caídas tengan graves consecuencias.

Una vez el niño haya alcanzado el control suficiente va a disfrutar mucho patinando y va a ver como su estado físico también lo agradece.