Alumnos hiperactivos

La palabra hiperactivo se suele utilizar de manera muy alegre, cualquier niño movido o inquieto acaba con el adjetivo de hiperactivo, cuando realmente estamos hablando de un trastorno que acaba interfiriendo en el normal desarrollo del menor.

Los niños no paran quietos, su naturaleza les incita a moverse, a investigar, a preguntar, a querer saberlo todo, esto es algo normal y hay que saber distinguir cuando estamos hablando de un niño inquieto y cuando de uno hiperactivo, ya que según el caso las medidas a tomar serán distintas.


La hiperactividad en niños no es fácil de diagnosticar


Los niños hiperactivos no son solo aquellos que no paran quietos, es decir, que tienen una excesiva actividad motora, también les cuesta mucho mantener la atención y tienen una falta de autocontrol excesiva.

De esta forma se pueden encontrar una serie de rasgos comunes en este tipo de niño: no se centra en los juegos, no acaba las tareas que empieza, comete muchos errores, le cuesta mucho organizarse, se distrae fácilmente, es descuidado en las actividades y suele perder las cosas, parece no escuchar cuando se le habla y evita todo aquello que requiera un gran esfuerzo.

Estas características le afectan directamente en el ámbito escolar, como alumno no se va a poder centrar en la tarea, al poco de comenzarla se distraerá charlando o mirando lo que hacen los demás y es que le cuesta mucho mantener la atención durante demasiado tiempo.

Esta falta de atención va a afectar directamente a sus resultados académicos pero además hay que sumarle la parte motora. El alumno hiperactivo no solo no puede atender, si no que además está continuamente en movimiento. Está siempre moviendo pies y manos, se levanta constantemente, habla sin parar, corretea y le cuesta jugar a juegos tranquilos. Buscará por tanto cualquier excusa para levantarse, ir al baño, enseñar la tarea o sacar punta.

Y por último estaría su falta de autocontrol, sus conductas son impulsivas por lo tanto cuando quieren hacer algo la acción le sigue de inmediato, sin pararse a pensar o medir sus consecuencias. En el aula esto se puede observar por que se adelantan siempre a responder, no suelen respetar los turnos y se inmiscuyen en lo que están haciendo los demás interrumpiéndoles.


Los niños hiperactivos y su relación con la educación


No resulta por lo tanto un alumno sencillo, el profesor tiene que actuar con él de una forma concreta buscando por un lado tareas adecuadas que le permitan mantener la atención logrando un grado de concentración mayor cada vez, y por otro apostando por juegos y actividades más tranquilas que le permitan divertirse pero sin tener que estar constantemente en movimiento, como pueden ser las construcciones o los rompecabezas.

Es una labor que no se puede llevar a cabo en solitario, muchas veces el alumno hiperactivo va a necesitar la ayuda de los profesores de apoyo o los psicólogos del centro y por supuesto hay que contar con la familia, responsable en gran medida del bienestar del niño. Solo haciendo un frente común se podrá ayudar al niño a superar un trastorno que afecta a sus posibilidades de desarrollo.