Anginas y faringitis: inflamación de la garganta de los niños

Si hay una dolencia común de la que pocos niños se salvan esa es la conocida como anginas. Bajo este nombre se esconde una enfermedad inflamatoria que puede referirse a varias partes del aparato respiratorio como la laringe, la faringe o las amígdalas. En general, cuando se habla de anginas entendemos la inflamación de la faringe que suele ir acompañada de la hinchazón de las amígdalas, unas glándulas que forman parte del sistema de defensa del cuerpo y que se encuentran formando un anillo alrededor de la faringe.


La faringitis en bebés y niños


La faringitis es muy habitual en invierno y primavera, cuando se producen bruscos cambios de temperatura ante los que el organismo de los más pequeños reacciona con esta inflamación.

Puede ser provocada por un virus o una bacteria, siendo el tratamiento distinto según el caso. La faringitis viral es más común entre los menores de tres años, un virus, como el de la gripe, es el causante y los cambios de temperatura son su desencadenante. En el caso de la faringitis causada por una bacteria, al tratarse de una enfermedad infecciosa, se propaga sobretodo por el contacto entre compañeros o familiares. Es más común entre los mayores de tres años.

En ambos casos los síntomas son comunes, la garganta duele y pica, hay tos seca, malestar general y fiebre. Si es de tipo viral los síntomas serán más leves y remitirán en pocos días, el tratamiento a su vez requerirá muchos líquidos, analgésicos en el caso de que haya fiebre, y gárgaras. En el caso de que la fiebre se mantenga y los síntomas sean más intensos es probable que se trate de una faringitis de tipo bacteriano. En este caso se produce inflamación de las amígdalas, pueden aparecer placas de pus, inapetencia, dificultad para tragar o dolor de cabeza. Lo normal es que el médico recete antibióticos para acabar con la infección, si es así es importante realizar todo el tratamiento aunque parezca que el niño esté mejor, se debe acabar con las bacterias ya que si no las posibilidades de recaer son muy elevadas.


Diagnóstico de la enfermedad


Valorar si la enfermedad está provocada por una u otra causa corresponderá al médico aunque como padres pronto aprenderemos a distinguir una de otra, ya que será habitual que las sufran más de una vez. Si el niño aún no puede hablar notaremos que está cansado o que no tiene apetito, podemos observarle la garganta para ver si está roja y brillante, en el caso de que haya fiebre o síntomas más agudos acudiremos al médico para que lo valore. Cuando el niño sea más mayor el mismo se quejará de dolor de garganta o de dificultades para tragar, de nuevo la presencia de fiebre, dolor de cabeza o placas de pus en la garganta serán el indicativo de hacia donde camina la enfermedad. En todos los casos es necesario que el niño siga el tratamiento adecuado con el fin de limpiar bien su organismo, será muy fácil que recaiga una y otra vez si no se acaba de curar la enfermedad cada vez que la pase.