Bebés y niños con diarrea infantil

La diarrea es una de las enfermedades que se presenta más a menudo en niños y bebés. Se caracteriza por presentar un cuadro de heces blandas, líquidas o semi-líquidas, un aumento excesivo del número de evacuaciones y, en muchos casos, fiebre y/o vómitos.

No hay que confundir la diarrea infantil con las pautas normales de defecación de un niño.

Muchos bebés con lactancia materna, expulsan heces blandas u semilíquidas cada vez que comen, y es algo completamente normal. De hecho, es corriente que defequen después de las comidas, por el mecanismo reflejo con el que funciona el intestino.

Por lo tanto, se considerará que existe un problema de diarrea infantil cuando el niño defeca más veces de las que come. Además, es habitual que se presente acompañada de síntomas como fiebre, vómitos, ruidos intestinales o dolor.


Causas de la diarrea infantil


La alimentación es una de las causas más frecuentes por las que un niño o un bebé puede padecer una diarrea. Hay que vigilar que el biberón esté bien preparado, con la cantidad idónea de leche infantil por agua, y que no tome algún alimento para el que es demasiado pequeño, como papillas y purés.

Las infecciones por rotavirus y adenovirus también son causas habituales de la diarrea infantil, como epidemias de verano e invierno. También bacterias como la salmonella pueden ser las culpables del mismo problema.

Muchos antibióticos, y algunos fármacos, también producen diarreas a los niños pequeños.


La deshidratación por diarrea


Si bien la diarrea no es una enfermedad grave en la sociedad occidental, sí que puede producir deshidratación en el niño. Esto puede tener más consecuencias para el niño, con lo que es importante que le proporcionemos abundante líquido, en pequeñas cantidades para que no lo vomite. Los médicos recomiendan sustituir el agua por las soluciones de rehidratación que se venden en las farmacias. La gelatina también puede ser una excelente manera de proporcionar líquidos al niño sin llenarle demasiado ni muy deprisa el estómago, especialmente si vomita y tiene el estómago irritado por una infección.

Cuando el niño ya deje de vomitar, se le pueden ir introduciendo alimentos, teniendo en cuenta su edad y dieta habitual. Por ejemplo, si toma el pecho, debe seguir tomándolo, procurando que la madre tome más agua, esté relajada y dispuesta para dar al bebé de mamar a menudo.


Qué hacer si el niño no mejora


Si a los dos días de presentar los primeros síntomas de diarrea, el niño no mejora es importante consultarlo con el pediatra. Hay que asegurarse de que no tiene una infección urinaria, y de que no es intolerante a la lactosa, de lo que nos puede dar una pista si presenta una irritación excesiva en su trasero.

Actualmente, los médicos recomiendan no administrar ninguna medicación a los niños con diarrea, a menos que tengan fiebre. La mayoría de diarreas evolucionan bien sin fármacos y, además, se evitan de esta manera posibles efectos secundarios.