El cáncer infantil en los niños

Actualmente, el cáncer infantil es la segunda causa más frecuente de mortalidad en niños de hasta 14 años, sólo por debajo de los accidentes de tráfico.

Por lo general, las células del organismo que tienen alguna alteración, mueren. El problema viene cuando alguna de ellas sobrevive, ya que origina células igual de dañinas que la primera y que, además, escapan de los mecanismos de control habituales.

Por lo tanto, se crea un tejido de células enfermas que viajan por la sangre, pudiendo causar tumores de muchos tipos, y en muchos lugares del organismo.

Estas células enfermas que se propagan por el cuerpo, son lo que se denomina cáncer, una enfermedad que no se transmite entre personas, y que puede aparecer en cualquier etapa de la vida, desde la niñez a vejez.


La incidencia del cáncer en los niños


Cada año, más de 160 mil niños reciben un diagnóstico de cáncer en todo el mundo. Según la Unión Internacional Contra el Cáncer, los pacientes que viven en los países desarrollados, tres de cada cuatro niños con cáncer sobreviven al menos cinco años después de ser diagnosticados.

Las estadísticas indican que los cánceres más habituales en niños son la leucemia (especialmente la linfoblástica aguda, aunque existe de varios tipos),los tumores del sistema nervioso, el linfoma, los tumores cerebrales, y el osteosarcoma.

Hay que destacar que, pese a que estos cánceres también se dan en adultos, la verdad es que no inciden igual en niños que en personas mayores.


Diferencias entre el cáncer infantil y el de adultos


La diferencia más importante entre un cáncer infantil y uno de una persona adulta, es que un niño tiene más posibilidades de recuperación total, si es diagnosticado a tiempo, y si recibe el tratamiento adecuado.

De todos modos, los pequeños que padecen cáncer no siguen el mismo proceso de tratamiento que los adultos. A diferencia de ellos, necesitan ser tratados por especialistas en oncología pediátrica, que solo trabajan en centros sanitarios especializados, en grandes hospitales pediátricos, o en centros universitarios de referencia.

Esta situación implica un gran estrés para las familias con pequeños que padecen cáncer, ya que implica un cambio de rutina familiar, gastos económicos importantes si hay que trasladarse, y aprender a familiarizarse con una serie de conceptos médicos y tratamientos realmente complicados. Y todo esto, por supuesto, sin olvidar que el pequeño paciente debe someterse a numerosas pruebas médicas, tratamientos dolorosos, y a tomar muchas medicaciones que limitarán su vida infantil.


La importancia del diagnóstico precoz del cáncer infantil


Aunque cada cáncer tiene unos síntomas particulares, la verdad es que la mayoría de ellos se presentan una serie de indicios comunes que hacen pensar en la posibilidad de que un niño tenga esta enfermedad: dolor de cabeza, cambios de comportamiento, anemia, hematomas, fiebre sin causa aparente, fatiga, palidez, adelgazamiento e infecciones frecuentes.

Si los padres tienen alguna sospecha de que su hijo puede padecer cáncer, y presenta estos síntomas, es recomendable que busquen un diagnóstico precoz, que les permita tratarlo lo antes posible, ya que el cáncer se extiende con mucha rapidez en la infancia. Por lo tanto, una detección y un tratamiento precoces aumentan las probabilidades de que el niño se cure.