Las heridas más comunes de los niños

Los pequeños, a menudo, cuando juegan, acaban lastimándose y con heridas, rasguños, rozaduras… Por ello, será importante que los padres estén atentos para poder actuar cuando se produzcan dichos daños. Y es que, a pesar de su vigilancia continua, es frecuente que los pequeños se caigan cuando juegan en el parque, van en bicicleta o patinete, así como cuando se divierten con sus compañeros en el patio del colegio.

Además, si al hecho de que los pequeños están continuamente jugando le sumamos el riesgo de que su piel es muy sensible, un simple roce o caída puede provocar una herida.


Tipos de herida más frecuentes en niños


De este modo, lo primero será diferenciar el tipo de herida que se ha hecho el pequeño para saber cómo actuar.

Cabe distinguir entre las heridas limpias, en las que se puede ver claramente si existen o no cuerpos extraños o restos de lo que hizo el daño, tales como arena, gravilla, asfalto… y las heridas sucias, donde no se aprecia si existen o no restos. Sean de un tipo u otro, normalmente suelen producirse en las extremidades, brazos y piernas.

Por otro lado, las heridas más comunes de los niños son, por un lado, las rozaduras o erosiones y, por otro, los cortes. En cuanto a las primeras, se producen cuando se desprende la capa más superficial de la piel provocando que se queden al descubierto vasos sanguíneos pequeños y por consiguiente se produzcan hemorragias capilares. Por otro lado, las incisiones o cortes se producen cuando un objeto penetra en la piel provocando hemorragia. Este tipo de heridas pueden resultar, a veces, más graves, ya que si son profundas pueden afectar, más allá de la piel, a los tendones, músculos e incluso llegar a los nervios.


Lo más importante será siempre desinfectar correctamente la herida


De este modo, si se ha producido dicha herida, sea de un tipo u otro, será muy importante evitar que puedan infectarse, ya que, la apertura de la piel provoca la entrada de microorganismos, además de que el propio objeto que causa el rasguño o corte, puede estar repleto de gérmenes. De este modo, habrá que actuar lavando con mucha delicadeza la zona y aplicando acto seguido un antiséptico adecuado a la edad del pequeño, así como al tipo de herida. De este modo se evitará la infección y la herida cicatrizará. Normalmente suele tardar una semana y, en ocasiones, puede quedar alguna marca, siempre en función del tipo de piel.

Sin embargo, aunque en la mayoría de los casos, con lavar la herida y poner un antiséptico es suficiente, si el pequeño sigue sangrando o la zona dañada es amplia o profunda, los padres tendrán que llevarlo a un centro sanitario con urgencia para que examinen la zona afectada y tomen las medidas que consideren oportunas. Además será importante que los padres cuando los pequeños sufran estos accidentes intenten mantener la calma, ya que, sobre todo los primerizos se alarman mucho cuando sus hijos se caen, resbalan, tropiezan… pero tendrán que saber actuar con rapidez y no alarmar a los pequeños, ante todo.