Prevención y riesgos de las convulsiones febriles

Es una de las experiencias más aterradoras por las que pueden pasar unos padres, especialmente si se trata de la primera vez. Ver como tu hijo empieza a convulsionar, se queda rígido, con los ojos en blanco, los labios morados y sacudidas en brazos y piernas asusta a cualquiera.

Es un episodio que puede durar desde unos segundos hasta varios minutos, no más de 10 y tras el cual el niño se queda durante un rato confuso y somnoliento.

El desencadenante es la fiebre, normalmente superior a 38 grados centígrados, que precede a alguna enfermedad, además para que sea considerada convulsión febril debe darse en niños sanos mayores de 9 meses y menores de 5 años, en caso contrario se trataría de otro tipo de problemática.


A pesar de su aparente gravedad usualmente no es grave ni tiene ninguna consecuencia en el niño


Pese a resultar muy escandalosa la convulsión febril se da con relativa frecuencia entre los menores y por norma no reviste gravedad, no hay una causa concreta que las desencadene aunque es habitual que haya antecedentes familiares. Lo importante es determinar el tipo de enfermedad o infección que ha desencadenado la fiebre.

Las convulsiones como tal no se pueden prevenir, no siguen una pauta concreta, la mayoría de niños que han tenido una convulsión febril no tienen más. En todo caso los padres pueden suministrar el menor algún antitérmico por vía rectal durante la convulsión o una vez esta haya pasado.

Lo que sí es importante es seguir una serie de recomendaciones durante la convulsión. Hay que colocarle tumbado de lado en algún sitio seguro para evitar que se caiga o se golpee, hay que comprobar que respira correctamente y que nada obstruye sus vías respiratorias, por lo que tampoco hay que colocarle nada en la boca.


Muy importante: hay que calcular cuánto ha durado la convulsión febril


Hay que controlar el tiempo que dura, si es más de 10 minutos se recomienda llamar a emergencias y suministrarle el antitérmico por vía rectal, además si es la primera vez que sucede es mejor ir al médico para confirmar lo que es y determinar la causa, que suele ser una infección de tipo viral. También habrá que acudir al médico si se repite o viene acompañada de otros síntomas como vómito o dolor de cabeza.

Otra de las preocupaciones de los padres es si esas convulsiones pueden afectar de alguna manera al desarrollo del menor. En este sentido pueden estar tranquilos ya que no hay riesgos de ese tipo asociados a las convulsiones febriles, no provocan la muerte, ni disminuyen el nivel de inteligencia, tampoco provocan lesiones cerebrales y epilepsia. De hecho muchas veces si tiende a confundir una convulsión con un episodio epiléptico, pero solo 1 de cada 100 casos de convulsión tiene que ver con esta enfermedad.

Las convulsiones se superarán una vez pasados los cinco años y de hecho es raro que un niño tenga más de tres episodios de este tipo. Ante la aparición de la primera convulsión habrá que acudir al médico a fin de que valore la situación.