Rubéola en bebés y niños

La rubéola es una infección fundamentalmente de la piel y los ganglios linfáticos. La provoca un virus que se transmite por las vías respiratorias, puede ser contagiado por estornudos, tos o contacto con superficies contaminadas.

Es una infección de carácter leve, una vez contraída la persona queda inmunizada y no vuelve a pasar por ella.

El problema con la rubéola está en si es contraída por mujeres embarazadas en las 20 primeras semanas. Se produce lo que se denomina como síndrome de rubeola congénita que puede provocar la aparición de defectos en el feto, tales como pérdida de visión y ceguera, pérdida de audición, patologías cardíacas, discapacidad cognitiva y parálisis cerebral o dificultades a la hora de empezar a caminar. En este caso hay que tener en cuenta que los bebés afectados por este síndrome pueden transmitir el virus durante un año o más, y contagiar a personas que no están inmunizadas.


Síntomas de la rubéola o rubeola


La rubeola se manifiesta con la aparición de erupciones rosáceas en la piel que van de la cabeza a los pies, haciéndose más intensas en el tronco, pueden provocar picazón y desaparecen a los pocos días. En los niños no suelen revestir gravedad, como mucho se puede presentar infección de oídos, la enfermedad es más grave cuando la contraen los adultos.

Desde que existe la vacuna contra la rubeola son pocos los casos de rubeola, anterior a la misma era muy común entre niños de entre 5 y 9 años. La enfermedad se empieza a incubar dos o tres semanas antes de que se muestren los primeros síntomas. Las personas infectadas pueden contagiarla hasta dos días antes de que se muestren los síntomas sin que desaparezca el riesgo de contagio hasta una semana después de las primeras señales.

La enfermedad comienza con un proceso febril que puede durar un par de días acompañado de la inflamación de los ganglios linfáticos de la parte posterior del cuello y de detrás de las orejas, que suelen doler al tacto. A continuación aparecen las erupciones en la cara que se extienden hacia el resto del cuerpo, según baja hacia el tronco la erupción va despareciendo de la cara.

Estas marcas son la primera señal que alerta a los padres. Se trata de una serie de granitos rosa que se presentan de forma agrupada, la erupción dura unos tres días y puede provocar picores. Una vez pasa la erupción la piel puede presentar descamación.

En adolescentes se pueden presentar otros síntomas como dolor de cabeza, conjuntivitis, falta de apetito y el resto de síntomas que acompañan a un resfriado común. Aunque también es habitual que no se presenten más señales que las de la piel.


La mejor técnica para combatir la rubéola es la vacunación previa


La mejor prevención posible es la vacunación. Se suele poner una primera dosis entre los 12 y los 15 meses, es la denominada triple que previene también contra paperas y sarampión. De los 4 a los 6 años se administra una segunda dosis. En lo que respecta al tratamiento no hay ninguno específico, no se utilizan antibióticos ya que estos no sirven para infecciones víricas. Como es un proceso que remite por si solo se puede tratar en casa, aunque en el caso de que la fiebre fuera muy alta y no remitiera habría que acudir al pediatra.