Síntomas y tratamiento de la disfemia o tartamudez infantil

La disfemia o llamado comúnmente tartamudez infantil es un problema del lenguaje que no se detecta fácilmente cuando el niño es pequeño ya que todavía no pronuncia correctamente. Es entre los 2 y los 4 años cuando es más sencillo identificarlo, este también es el mejor momento para actuar, cuanto antes se aborde el problema más posibilidades hay de corregirlo.

Aunque la causa no está del todo clara los últimos estudios le dan un origen genético, con más presencia en hombres que en mujeres.

La tartamudez o disfemia provoca interrupciones involuntarias en el habla que va a acompañado de tensión en cara y cuello. En contra de lo que se cree la tartamudez no está causada por la ansiedad, lo que sucede es las personas tartamudas acaban generando esta situación debido al miedo y al estrés que les provoca hablar en público.


Síntomas de la disfemia o tartamudez infantil


Hay que prestar atención a las señales para detectar el problema cuanto antes: si el niño señala las cosas en lugar de pedirlas, si pronuncia mal sus primeras palabras, deja de hablar o si no responde a las preguntas. Todo esto pueden ser indicios pero no es determinante y dado que los niños no empiezan a hablar de forma perfecta es difícil identificar el problema. Si se comprueba que algunas de las señales enunciadas no remiten con el tiempo lo mejor será acudir a un especialista.

Señales inequívocas de un problema de disfemia o tartamudez serán la repetición rápida de la primera sílaba de cada palabra, una fluidez verbal menor a la que le corresponde por edad, la extensión en el sonido de las vocales que pronuncia o la dificultada a la hora de pronunciar determinadas vocales.


Tratamiento de la disfemia o tartamudez infantil


La intervención temprana es importante para tener mayores probabilidades de éxito, de hecho solo 1 de cada 20 niños que presenta un problema de este tipo se convierte en un adulto tartamudo. Hay veces en que esta tartamudez será temporal debido a un problema fisiológico, en esos casos el niño solo repite una palabra o una sílaba mientras trata de organizar lo que quiere decir. En otros casos es debida a otros problemas relacionados con el habla y la lectura como la dislexia o el rotacismo, que también se superan.

Ante la aparición de la tartamudez es importante acudir a un maestro de audición y lenguaje o a un logopeda para que empiece a trabajar con el niño, pero es también muy importante la reacción social del entorno más próximo del niño. El vivir la tartamudez con miedo y ansiedad es debido a la forma de reaccionar de padres y compañeros.

La primera clave es apoyar al niño y mostrarle seguridad y confianza, debemos dejarle hablar sin interrupciones y sin acabar sus frases y por supuesto no reñirle, ya que eso solo agravará el problema. Podemos dedicar todos los días un tiempo para hablar tranquilamente con él, prestando atención a lo que dice y no a como lo dice. Los padres deben dirigirse a él con frases cortas y sencillas, de forma pausada y utilizando un lenguaje adecuado para su edad, por imitación tenderá a hablar de la misma manera. No se recomiendan las frases ‘tranquilo’ o ‘habla despacio’ en el momento de cometer el error ya que esto solo hace que sea más consciente del mismo. En general hay que reducir el nivel de exigencia y reforzar más a menudo todos sus aspectos positivos.