Tratamiento y control de los niños celíacos

La celiaquía es una enfermedad que no entiende de edad, aparece en personas genéticamente predispuestas y se manifiesta desde la infancia. Básicamente se trata de una intolerancia al gluten, más bien a la gliadina, uno de sus componentes. Hay personas a las que esta proteína provoca infamación en el intestino delgado, las vellosidades que cubren el intestino, y que son las responsables de absorber los nutrientes de los alimentos, se atrofian debido a esta inflamación y dejan de cumplir su misión.

Por tanto este deficiente funcionamiento causa retraso en el crecimiento, diarrea, pérdida de peso o vómitos.


El gluten


El gluten está presente en la semilla de gran cantidad de cereales como el trigo, la cebada o el centeno, por tanto alimentos como el pan, la harina y sus derivados, las pastas o los productos de pastelería los contienen. También es fácil que aparezca en quesos, productos de charcutería, patés o conservas. Entre los productos libres de gluten está la fruta, la verdura, la leche, la carne, los huevos, el arroz, el maíz y el pescado.

Por todo ello el niño celíaco se descubrirá cuando después del consumo de los alimentos que contengan gluten empiece a manifestar síntomas como diarrea, pérdida de peso, cansancio o retraso en el crecimiento. Los síntomas van a variar entre una persona y otra, puede que un niño sea celiaco pero no se manifieste hasta la edad adulta. Por ello será importante vigilar el momento en el que se introduce el gluten en la dieta. Normalmente los pediatras suelen recomendar que esto no se haga hasta pasado el año, a fin de prevenir posibles intolerancias. Una vez el niño comienza a ingerir, pan, cereales u otros productos con gluten habrá que estar alerta a fin de detectar cualquier cambio en su actitud o en sus reacciones físicas. Ante la sospecha y especialmente si hay antecedentes familiares, lo mejor será realizar las pruebas diagnósticas precisas para descartar la enfermedad o comenzar a tratarla.


Tratamiento de la celiaquía en niños


Es una enfermedad crónica, esto es, la persona celíaca lo será toda su vida, esto implica que siempre deberá seguir un tratamiento. La ventaja es que este es relativamente sencillo hoy en día, solo se trata de eliminar de la dieta los productos que contengan gluten. Una vez se dejen de consumir estos alimentos las vellosidades del intestino delgado comenzarán a regenerarse y a cumplir de nuevo su misión absorbiendo los nutrientes que el organismo precisa.

Cuanto antes se detecte la enfermedad menor será el daño y más sencilla la recuperación, especialmente en el caso de los niños.

No será necesario llevar ningún control adicional siempre que la dieta sea la adecuada, aunque se pueden realizar revisiones periódicas para tranquilidad de los padres. Lo más importante cuando se trata de niños celíacos será hacerles partícipes de su peculiaridad con el fin de que vigilen lo que comen. En la actualidad existen todo tipo de productos aptos para celíacos por lo que esta alimentación especial no supondrá un gran esfuerzo para los más pequeños.

Además de controlar que los alimentos que coman los pequeños sean libres de gluten hay que vigilar también la contaminación cruzada, que es la que se produce al juntar productos con gluten y sin gluten. Puede parecer fácil, pero la contaminación cruzada es una de las más difíciles de controlar, sobre todo cuando se come fuera de casa.