El niño no quiere ir al colegio

‘¡Mami, hoy no quiero ir al cole!’ Cuántas veces habrán oído esta frase la gran mayoría de padres. Los niños no son distintos de los adultos y, al igual que nosotros, no todos los días tienen ganas de levantarse y acudir a cumplir con sus obligaciones.

Lo normal es que de vez en cuando, todos los niños pronuncien esta frase.

Los motivos pueden ser bien diversos: sueño, pereza, enfermedad, un examen, un enfado con el amigo, la clase de mates a primera hora… El problema está cuando de forma sistemática y mañana tras mañana el niño se niega a ir al colegio, con lo que levantarlo y lograr que salga de casa se convierte en un auténtico martirio para los padres, que acaban desesperándose.


El no querer ir los primeros días al colegio o guardería es normal


El momento de asistir al colegio por primera vez es duro para la mayoría de los niños, supone separarse de sus padres y de su entorno conocido para acudir a un centro extraño con gente ajena. Lo habitual son las escenas de lloros en la puerta. Pero con el tiempo esto se va superando y el niño acepta que esta es su obligación. Suele ser bueno que acudan primero a la guardería para que vayan acostumbrándose y la entrada en la escolarización obligatoria no les resulte demasiado dura.

Si en este primer proceso de escolarización y pasado un tiempo prudencial, que en algunos casos puede superar el mes, el niño se sigue negando habrá que hablar con los educadores y analizar qué problema puede haber para que el niño no se adapte. En ocasiones se niega a acudir pero luego una vez dentro no tiene ningún problema con la marcha escolar, aquí lo único que podrán hacer los padres será tener paciencia y esperar que se acostumbre al momento de dejarlo en el centro.


Si surge de repente el problema significa que el niño puede tener algún problema


Cuando hablamos de niños más mayores que de la noche a la mañana se niegan a ir al colegio, estamos ya ante un problema de otro tipo. Algo le ha sucedido al niño para no querer ir a clase. Los problemas con el resto de compañeros suelen explicar esta negación, puede que esté siendo acosado o que se sienta desplazado. Otras veces el problema es que le cuesta más adaptarse a los nuevos cambios. La solución aquí no pasa simplemente por obligarle, hay que hablar con él para que nos explique porqué no quiere ir. Puede que le de vergüenza confesar los motivos por lo que también habrá que hablar con sus profesores. Una vez identificada la causa se podrá empezar a trabajar en una solución. Otras veces puede que el problema esté en casa, si hay tensiones o cambios es probable que no quiera alejarse mucho de su hogar, por lo que pueda pasar.

Ante estas negativas, tras ese primer paso que consiste en hablar y esclarecer los motivos, se pueden seguir una serie de tácticas que animen al niño a ir al cole, por ejemplo señalando los días en los que hay actividades que le gustan en el colegio, preguntándole por su día haciendo que nos cuente lo que ha hecho o fomentando la amistad con niños de su clase.

Si pese al trabajo conjunto con profesores el niño no avanza y no se detectan situaciones especialmente negativas en su entorno, puede que el niño haya desarrollado una fobia escolar que precise ser tratada.