Para muchos padres, oir llorar a su bebé es algo así como una señal de alarma, que consigue sacarles de sus casillas en muchas ocasiones. En realidad, es algo mucho más sencillo: el llanto de un bebé es la primera manera que el pequeño tiene para comunicarse. Y, por lo tanto, con él nos dice muchas cosas.
Un bebé no llora por un motivo determinado.
Recurre al llanto para llamar la atención a sus padres sobre cualquier que le pasa o siente, desde tener hambre a sentirse solo. Además, también lo usa para liberar tensiones cuando algo lo ha puesto nervioso y para quejarse, ante algo que le moleste.
Los padres de un recién nacido no deben preocuparse porque su hijo llore más de lo que ellos consideran normal, ya que los expertos consideran normal que, hasta cumplir los tres meses, lloren entre una y tres horas diarias. Y esto no es por ningún problema en especial, simplemente porque se está adaptando a la vida fuera del vientre materno.