¿Qué podemos hacer para que los niños lean?

Leer, es así de simple. Pretender que un niño lea cuando no ha visto nunca un libro en manos de sus padres es una misión sumamente complicada, así que si no somos amantes de la palabra escrita pero queremos que nuestros hijos sí lo sean, deberemos empezar a iniciarnos en el maravilloso mundo de los libros.

Los niños absorben como esponjas todo lo que está a su alrededor, en sus primeros años de vida sus padres y familiares son sus referentes, harán lo que ellos hagan ya que son el modelo que tienen.

Por tanto si queremos que sientan curiosidad por los libros solo tendrán que vernos con uno para despertar en ellos ese interés.


Hay que fomentar el hábito de lectura desde que son bebés


Es por tanto en sus primeros años cuando hay que motivar el gusto por la lectura, podemos empezar desde que son bebés leyéndoles cuentos, pronto descubrirán que en esas hojas se esconden grandes y divertidas historias y llegará un momento en el que serán ellos los que querrán pasar las hojas y contarnos el cuento.

Para que esto suceda hay que buscar un ratito todos los días dedicado a la lectura, se tiene que plantear como un juego más, igual que se le dice ‘¿jugamos con las muñecas?’ se le debe plantear jugar con los libros. Así, los libros tienen que forma parte de su espacio y ser accesibles. No sirve tener muchos libros pero fuera de su alcance, debe ser un objeto cotidiano al que acuda por si mismo cuando le apetezca ver esos dibujos o sentarse junto a sus padres.

Por ello, si queremos fomentar el gusto por la lectura, hay que aprovechar esos momentos en que llega con un libro, seguramente si nosotros estamos leyendo el niño venga con su cuento para que se lo leamos, pero sea cual sea la situación no hay que dejar escapar ese interés.


Los primeros años debemos ayudarles a leer los libros


Es necesario también en esos primeros años que acompañemos a nuestro hijo cuando está con un libro, puede mirar los dibujos solo pero al final se aburrirá, en cambio si estamos con él y le ayudamos a entenderlo, ponemos voces a los personajes e incluso representamos las acciones, se sentirá mucho más motivado.

Actuando de esta manera una vez que el niño se escolarice y tenga que leer ‘por obligación’ descubrirá que lo que para muchos es una pesada tarea para él es un placer lo que influirá directamente en sus resultados académicos.

Si una vez en el colegio al niño no le gusta leer debemos seguir motivándolo en casa. No hace falta que vayamos con el Quijote en la mano, el niño nos puede ver leer revistas o periódicos y él iniciarse en los cómics o libros más accesibles. Lo importante es que de una forma u otra empiece a encontrarle el placer a los libros. Deberemos buscar aquellas temáticas que sean más de su agrado e incluso aprovecharnos de las nuevas tecnologías para despertar en ellos esa curiosidad.