Niños celiacos

En la actualidad, la celiaquía es una de las enfermedades intestinales crónicas más comunes tanto en niños como en adultos. Según la información prestada por la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), una de cada doscientas o trescientas personas son celiacas o llegarán a serlo en algún momento de su vida..

Los niños que padecen esta enfermedad sufren dolencias digestivas, lo que provoca un daño al intestino delgado.

El culpable de este daño es el gluten, una proteína que está en la harina de los cereales del trigo, de la cebada, de la malta y de la avena. El intestino desarrolla una intolerancia permanente a esta proteína, por lo que la enfermedad celiaca es una alteración autoinmune del intestino delgado provocada por algunos péptidos no digeribles del gluten. Esta enfermedad surge en personas que tienen una predisposición genética, aunque no es posible prevenirla.


El gluten


El gluten es una proteína de reserva de los cereales. Se trata de una masa viscoelástica que no es soluble en el agua. Cuando un celiaco ingiere alimentos compuestos por gluten se produce una lesión en las vellosidades del intestino delgado. Estas vellosidades son las que se encargan de absorber todos los nutrientes de los alimentos, como las proteínas, las grasas, los hidratos de carbono, la vitaminas y las sales minerales. Una vez absorbidas, los transportan a la sangre para que distribuyan por todo el organismo. El intestino del celiaco, al no tolerar el gluten, va sufriendo un deterioro de estas vellosidades, lo que provoca una mala absorción de los nutrientes. Debido a ésto el niño celiaco puede desarrollar otras enfermedades y tener una mala nutrición.

La aparición de esta enfermedad, además de la predisposición genética, se debe a factores ambientales. Estos factores, junto al gluten en la dieta del niño provocan una la respuesta anómala del sistema inmune intestinal.

Aunque no podamos prevenir la enfermedad, los grupos de riesgo de contraerla está muy bien establecidos. Estos grupos de riesgo son:

– Familiares directos ( familiares de primer grado) de celiacos.

– Diabéticos del tipo 1.

– Personas con Síndrome de Down.

La celiaquía es una enfermedad que predomina en la raza blanca y que sufren más mujeres que hombres. Se ha descubierto que es una enfermedad hereditaria, por lo que si un familiar la padece es recomendable realizarse las pruebas necesarias para descartarla.


Síntomas y diagnóstico de la celiaquía


Muchas veces no se detecta la celiaquía desde el principio, es por eso que si el niño presenta alguno de los siguientes síntomas se acuda al médico para hacerle las pruebas necesarias:

– Diarrea crónica.

– Estreñimiento.

– Heces de color muy claro y con olor muy desagradable.

– Pérdida de peso.

– Cólicos intestinales .

– Crecimiento más lento de lo habitual.

– Fatiga, debilidad y falta de energía

– Anemia

– Dolor e hinchazón abdominal y en huesos y articulaciones.

– Calambres musculares.

– Sensación de hormigueo y adormecimiento de las piernas.

– Erupciones en la piel

– Defectos en el esmalte dental

Además de estos síntomas, los niños suelen estar irritados y habitualmente tienen las piernas y los brazos más delgados de lo normal y la barriga un poco hinchada. Por eso hay que acudir al médico, el cual valorará si el niño es o no celiaco (análisis de sangre y endoscopia dependiendo de la edad). En caso de que las pruebas sean positivas, se tratará al niño y se le establecerá una dieta especial sin gluten. Por suerte, la sociedad actual tiene muy en cuenta a estos enfermos y hoy ya hay en todos los supermercados secciones especiales para celiacos. Gracias a ello, muchas personas que sufren esta enfermedad pueden disfrutar de los alimentos sin padecer ningún daño.