Cómo conseguir que los niños coman de todo

Para que un niño se desarrolle de manera adecuada es imprescindible que tenga una alimentación correcta, que le permita contar con los nutrientes necesarios. Para ello, es necesario que los padres consigamos que sean capaces de comer de todo.

Los padres no deben esperar a que los niños se hagan demasiado mayores para empezar a introducirles nuevos alimentos en su dieta.

Es mucho mejor que desde pequeños se les enseñe a comer cosas que después van a tener que formar parte de manera habitual de su dieta.

Una de las cosas fundamentales es que se les empiece a triturar menos las comidas, y que no se les oculte lo que están tomando, engañándoles para que no sepan que, por ejemplo, comen espinacas. La normalidad debe ser la tónica a la hora de poner el plato en la mesa, aunque estemos hablando de frutas y verduras, que es lo que más le cuesta a los niños desde bien pequeños.

Los padres deben hacer que sus hijos sepan reconocer el sabor de aquellos alimentos que no les gustan, y ayudarles a que los empiecen a apreciar. Para ello, podemos preparar platos que les resulten más sabrosos, pero sin caer en reducirlos a un disfraz completo. Por ejemplo, unas judías verdes pueden resultar insípidas a cualquier niño. No hace falta que se las cocinemos con un gran guiso que las convierta en irreconocibles, pero si que les podemos añadir unos pedacitos de jamón para convertirlas en mucho más apetecibles.


Demostrar que los platos son sabrosos


Eliminar los platos que no soportan los niños pequeños no es la solución adecuada para que ellos empiecen a comer bien. Los padres deben ser conscientes de que la dieta de sus hijos debe ser completa, así que no pueden renunciar a ciertos alimentos.

La mejor opción es enseñarles a disfrutar de los alimentos sanos, y demostrarles que pueden ser deliciosos al paladar, a parte de divertidos. Para ello, hay que saber cocinarlos, además de presentárselos. Por ejemplo, haciendo formas infantiles con ellos, que les atraigan la atención para comérselos, y no les provoquen rechazo. Los expertos en nutrición infantil no dudan en recomendar poner unos ojos y una boca a una figura hecha con vegetales, y que seguro que les provocará más de una sonrisa a la hora de la comida.


Introducir nuevos alimentos


Igualmente, puede ser una gran opción ir introduciendo en la dieta alimentos que no se comen cada día. Por ejemplo, comer pasta no tiene porque significar poner cada vez un plato de espaghettis en la mesa. Hay otros tipos de pasta con texturas diferentes, como los fetuccini, que pueden hacer las delicias de los pequeños. Si, además, les ponemos una salsa de tomates frescos, conseguiremos un plato sano y atractivo.

Un último consejo es que involucremos a los pequeños de la casa en la preparación de los alimentos, demostrándoles que hacer la comida es divertido, y que comer lo que preparamos puede ser algo muy gratificante.