Desde que son capaces de coger un lápiz los niños se entretienen mucho haciendo garabatos o pintando. Es positivo alentarles para que sigan haciéndolo, es una actividad necesaria mediante la cual aprenden a conocer su mundo, pero es algo más, utilizar lápices y pinturas entrena al niño para otra de las habilidades básicas en su vida, la escritura.
La escritura forma parte indisociable de un proceso más amplio en el que se incluye la lectura.
Identificar letras y palabras e intentar copiarlas es el primer paso en el camino de la alfabetización.