Estímulos a la escritura de los niños

Desde que son capaces de coger un lápiz los niños se entretienen mucho haciendo garabatos o pintando. Es positivo alentarles para que sigan haciéndolo, es una actividad necesaria mediante la cual aprenden a conocer su mundo, pero es algo más, utilizar lápices y pinturas entrena al niño para otra de las habilidades básicas en su vida, la escritura.

La escritura forma parte indisociable de un proceso más amplio en el que se incluye la lectura.

Identificar letras y palabras e intentar copiarlas es el primer paso en el camino de la alfabetización.


Aprender a escribir


Aprender a escribir requiere un esfuerzo, no es un trabajo fácil para los niños. Haciendo un poco de memoria podremos recordar esas cartillas de caligrafía que tanto costaban. La escritura es un trabajo mecánico que requiere de una destreza psicomotriz mediante la cual se imita aquello que vemos escrito. Mediante la práctica se adquiere la habilidad y ese mecanismo se va automatizando de forma que al final sale sin esfuerzo.

Pero hasta que se llega a ese punto el niño ha realizado mucha caligrafía, un trabajo costoso y en el que se puede desmotivar con facilidad. Para evitarlo debemos hacer ver al niño la importancia que tiene adquirir de forma correcta esa habilidad.

La lectura forma parte de este proceso, antes de empezar a escribir el niño ya es capaz de reconocer palabras e incluso de leer oraciones. Se trata de fomentar el gusto por la lectura, si al niño le gustan los cuentos y las historias será fácil verle con un libro en la mano, de ahí a la escritura solo hay un pequeño paso. Los niños suelen imitar con facilidad así que podemos animarles a que reproduzcan palabras o frases de sus cuentos. No hay que esperar necesariamente a que comience el trabajo en la escuela, se puede tomar como un juego. Desde que el niño sabe hacer un garabato le podemos pedir que haga una letra o que copie su nombre en el papel, esto último les motiva mucho.


Es muy satisfactorio para un niño el aprender una nueva forma de comunicación: la escrita


El mero hecho de ver que lo que han producido es comprensible para el resto supone un gran aliciente que les ayuda a continuar, por eso es muy importante valorar sus primeros logros. La lectura nos ofrece más posibilidades, no solo para que imiten o copien, si no como un ejemplo a seguir. Pueden contar su propia historia y con nuestra ayuda plasmarla en el papel y luego leerla en voz alta. Poco a poco serán ellos mismos los que quieran escribir su cuento y superarán con mejor ánimo las dificultades con el lápiz y el papel.

Pese a que en casa se pueden llevar a cabo estos primeros pasos, será en el colegio donde el niño aprenda a escribir. A partir de los 4 o 5 años comenzarán las primeras nociones, de una forma entretenida y relajada. En esta primera aproximación los padres deben reforzar la importancia de esta nueva técnica que están aprendiendo. A partir de ahí el trabajo en el aula se volverá más exigente y los padres en casa deberán apoyarlo, aunque pueden emplear un tono distendido y lúdico para contrarrestar la parte más mecánica.