Cómo se siente el niño cuando sus padres discuten

Cuando hablamos de discutir no nos referimos solo a esas situaciones de violencia familiar, que tanto preocupan a nuestra sociedad por sus consecuencias funestas muchas veces para las mujeres. A los niños no les hace falta llegar a estas situaciones extremas, para preocuparse cuando ven a sus padres teniendo una conversación fuera de tono.

Debemos tener en cuenta como se siente un niño cuando sus padres tienen una discusión de adultos delante de él, y se expresan de una manera que, en la mayoría de las veces, el pequeño no puede entender que sea normal.


Las discusiones no son malas para los adultos


Seguro que muchos padres piensan que ellos no discuten nunca, así que sus hijos no pueden tener ningún trauma en este sentido, y probablemente sea verdad que no montan un escándalo violento e injustificado con su pareja.

Pero eso no significa que no discutan.

Es más, discutir – entendido como la exteriorización de sentimientos y el intercambio de opiniones contrarias – es sano para una pareja. Y en una familia hay muchos motivos para discutir, desde qué hacer con los hijos díscolos a quien debe realizar las tareas domésticas. El problema es que esto se haga delante de los niños, que no lo interpretan como una discusión, sino como una pelea.


Cómo reaccionan los niños ante las discusiones


Cuando los pequeños de la casa presencian como sus padres discuten delante de ellos, y se intercambian gritos y malas palabras, lo más normal es que se asusten, aunque esto suceda a menudo en su casa. Incluso si no hay gritos y, simplemente, la pareja deja de hablarse durante unos días, los niños se espantan, porque ellos perciben que no es algo normal.

Le peor que puede pasar es que los niños, al presenciar u oir una discusión, saquen sus propias conclusiones acerca de la situación de sus padres. Pueden pensar que van a divorciarse, que ellos deberán vivir fuera de casa… etc. Y su reacción puede ser peor, si ven que sus padres discuten por algo relacionado con ellos, ya que entonces se sentirán culpables, y pueden somatizar su ansiedad con síntomas como dolor de cabeza, o problemas para dormir correctamente.


Hablar con los niños


La mejor manera de evitar que los niños se sientan mal cuando sus padres discuten no es dejar de hacerlo, ya que es imposible. Incluso en las familias más felices y perfectas hay desavenencias, y es normal que se solucionen discutiendo. Lo importante es evitar que estas discusiones vayan más allá y se transformen en insultos, y violencia, tanto física como verbal.

También es necesario hablar con los niños, y hacerles entender que la gente puede tener opiniones contrarias y discutir, sin que pase nada más. Hay que explicarles que la discusión no va con ellos, que no han hecho nada para que suceda, y que deben mantenerse al margen de lo que sucede entre mayores. Y, por supuesto, evitar que se conviertan en los árbitros de la pelea.

Los padres deben esforzarse porque – si es simplemente una discusión, no una pelea – sus hijos entiendan que manifestar discrepancias y puntos de vista diferentes solo ayuda a que la gente se pueda entender mejor.