Cómo ayudar y enseñar a compartir a los niños

Estamos tranquilamente trasteando con nuestro nuevo móvil última generación, aparece un amigo y nos dice ‘Hola, este es Juan déjale tu teléfono’, ¿cómo nos quedamos? Pues así es como actuamos muchas veces con nuestros hijos. Compartir es algo que se aprende, pero debemos entender que ese proceso que requiere tiempo, respeto mutuo además de que hay que educar con el ejemplo.

Los niños no son egoístas por naturaleza, desde que nacen son seres sociales, solo hay que ver como interactúan con su madre nada más nacer, el que sean niños más o menos abiertos y comunicativos va a depender mucho de como los eduquemos.

Ese proceso requiere conocer las diferentes fases por las que pasan y ayudarles a ser mejores personas en cada momento.


Hay que enseñarles a compartir desde pequeños, pero progresivamente


Si queremos que compartan habrá que enseñarles desde el principio, pero hay unos límites. Hasta los dos años de edad los niños no comprenden el concepto de propiedad, para ellos un juguete con el que han estado un tiempo es suyo y por tanto reaccionarán con protestas si se lo retiran, además tampoco entienden que les vaya a ser devuelto, piensan que lo han perdido. Entre los 2 y los 3 años empiezan a comprender el concepto de propiedad, aun así es una fase egocéntrica en la que todo gira en torno a ellos por lo que les cuesta mucho compartir. En este momento empiezan a jugar con niños de su edad y lo habitual es que surjan conflictos. A partir de los tres años disfrutan con sus amigos y el hecho de compartir les cuesta menos.

Teniendo en cuenta estos aspectos los padres deben respetar las necesidades de sus hijos. Es importante no prestar ningún juguete sin su permiso, debemos respetarles y preguntarles siempre, especialmente cuando son más pequeños, así irán entendiendo que las cosas se pueden prestar y que compartir conlleva ventajas como jugar con los demás.

Cuando el niño todavía no está preparado para prestar juguetes sin que surjan problemas, es bueno que los padres hablen con él acerca de que juguetes no le importa prestar en caso de ir al parque o de que vayan a venir amiguitos a casa y guardar aquellos más valiosos para él para cuando esté solo. Eso sí, tiene que tener claro que esos juguetes son para compartir con los demás.


Resolver conflictos por juguetes


Una vez ha aprendido a compartir y disfruta jugando con los demás, pueden surgir conflictos porque la mayoría quieren utilizarlo a la vez, por ejemplo una pelota. Este es el momento de ayudarle a entender que existen unas reglas y que hay que respetar los turnos. Poco a poco irá asimilando este proceso y disfrutará con el juego participativo.

En este camino los padres deben servir de guía y ejemplo, simplemente compartiendo el último helado ya le estamos educando para tener en cuenta a los demás. Nuestro ejemplo será lo que le sirva de referencia pero no debemos olvidar que él también tiene unas preferencias y necesidades y puede ser contraproducente obligarle.