La palabra optimismo proviene del latín, “optimum”; lo mejor. Se define como la tendencia a generar la expectativa de que las cosas irán bien, a pesar de los inconvenientes. Es un tipo de pensamiento que impide caer en la desmotivación o la depresión ante las adversidades, algo muy necesario en la vida.
El optimismo es una actitud, una forma de reaccionar ante los sucesos que nos ocurren.
Una misma situación adversa, por ejemplo, una ruptura sentimental, puede interpretarse de forma diferente, así alguien puede vivirla cómo algo terrible cayendo en un estado depresivo y otro puede sentir cierta tristeza pero entender que es una oportunidad para buscar un camino mejor. La diferencia entre ambos radica en ser capaz de ver el lado positivo del acontecimiento o no hacerlo.
Una actitud optimista es muy beneficiosa para los niños
Uno de los deberes como padres, es conseguir inculcar en los hijos, ciertos valores que les sirvan para desarrollarse adecuadamente en su vida. La transmisión de la actitud optimista es una de las tareas más enriquecedoras para padres e hijos.
Los beneficios del optimismo son muchos:
– Nos permite ver lo positivo de lo que nos rodea.
– Aporta seguridad y confianza ante los fracasos.
– Ayuda a percibir los errores como oportunidades de aprendizaje.
– Evita el decaimiento y favorece la solución de conflictos.
Los niños que viven en un ambiente optimista, suelen desarrollar esa misma actitud ante la vida y gozar de una mejor salud física mental. El optimismo está asociado con un mayor logro de éxitos a nivel personal y laboral así como con un mayor nivel de satisfacción vital.