La personalidad infantil

Hay personas más alegres que otras, personas responsables, otras que siempre lo ven todo de forma negativa, personas tímidas, amables o exigentes. Cada uno de nosotros tiene una forma de ser concreta que viene condicionada por nuestro entorno familiar, social y por las experiencias que hemos vivido.

Pero una parte de nuestra personalidad viene con nosotros desde el nacimiento, está comprobado que desde que somos concebidos se implantan a su vez una serie de rasgos que serán definitorios de nuestra forma de ser en la infancia. Quien piense que todos los bebés son iguales es que no ha pasado nunca mucho tiempo con ellos, cualquier padre sabe que cada uno tiene su temperamento.

Hay niños tranquilos, activos, impacientes, alegres…


Cada niño desarrolla una personalidad única y diferente


Cada uno es diferente desde que nace y en esto nada tiene que ver la educación, bien lo saben aquellos que tienen dos o más hijos, tratados igual pero cada uno con una forma de ser muy diferente. Esto es importante saberlo, primero porque libera a los padres de pensar que todo depende de ellos y culpabilizarse ante un niño más difícil y en segundo lugar el ser consciente de esta personalidad hace que tratemos a cada niño en función de su forma de ser.

Para educar de la mejor forma a nuestros hijos es imprescindible conocerlos bien y a partir de ahí actuar en consecuencia. Lo que hagamos para un niño muy nervioso no va a valer para otro tranquilo. Por eso habrá que fijarse en determinados aspectos de su carácter y trabajar a partir de ahí.

Uno de los indicadores es su actividad, hay niños que pueden pasar horas de forma tranquila y sin alterarse pero otros son incapaces de estar quietos cinco minutos. No se tarta de que el segundo sea un niño ‘malo’, esta es su forma de ser y habrá que respetarla evitando precisamente situaciones donde se pueda poner nervioso. Según crezca podremos trabajar para que uno aprenda a controlarse y otro incremente su actividad.


La adaptabilidad de los niños y los cambios en su personalidad


Otro de los rasgos destacados en la infancia es el nivel de adaptabilidad, algunos no tienen problemas en aceptar los cambios y novedades, otros en cambio lo pasan realmente mal si se alteran sus horas de sueño o alimentación. Conocer esto será básico para guiar el niño, no hay que perder de vista que necesita rutinas pero también es bueno que sepa reaccionar adecuadamente ante los cambios.

La personalidad infantil está también muy marcada por su tipo de humor, unos están siempre con la sonrisa en la boca, mientras que otros parecen estar permanentemente enfadados. No hay que esperar que esto vaya a cambiar, deberemos hacer saber a aquellos más serios que les queremos de igual manera, y también hay que estar atentos a las sonrisas ya que puede que tras ellas se nos escape algún detalle de infelicidad.

El único secreto que tiene educar adecuadamente a nuestros hijos es conocerlos bien y saber qué es lo que debemos darle en cada momento, respetando siempre sus características. No podemos pretender cambiar su forma de ser, se trata de adaptarnos a ellos y guiarles en un desarrollo positivo.