Reconocer y potenciar las fortalezas del carácter de los hijos

‘Tiene mucho carácter’ es una de las frases que se suelen escuchar cuando los padres buscan excusar un comportamiento fuera de tono de sus hijos o alguna rabieta. Por tanto tiene connotaciones negativas, pero el carácter es parte de la personalidad de nuestros hijos y no se trata de aplastarlo, si no de saber aprovechar sus fortalezas reforzando lo bueno que tienen.

Buen carácter, mal carácter, un carácter fuerte, poco carácter… son muchos los adjetivos que pueden definir la personalidad de nuestro hijo, pese a que hay aspectos que no se van a poder cambiar ya que forman parte de su forma de ser, lo que si se puede y se debe hacer es conocer cuales son los aspectos definitorios de su carácter y a partir de ahí ayudar al niño a sacarles el máximo provecho.


Rasgos comunes en los niños


Cada persona es un mundo pero en general hay una serie de rasgos comunes que se pueden encontrar en mayor o menor medida en los niños.

Podríamos hablar de su carácter en función de su actividad, de su humor, de su sensibilidad, de como se adaptan a los cambios o de su capacidad de manifestar las emociones.

Hay niños más activos que otros, la frase ‘no para quieto ni un segundo’ es la que los define, en estos casos los padres deben dejarle espacio para se mueva y proponerle actividades diversas, esa gran inquietud se puede aprovechar para enseñarle más cosas, eso sí, de una forma amena. Se puede intentar que se concentre durante breves periodos de tiempo proponiéndole tareas que le gusten y que requieran una mayor tranquilidad. Los niños menos activos suelen ser más fáciles de tratar por sus padres que deben disfrutar de la forma de ser de su hijo aprovechando su carácter para realizar nuevas actividades o salir más de excursión.

Es fácil distinguir al niño serio del que siempre está con la sonrisa en la boca. Los niños con tendencia al mal humor no deben sentirse rechazados por sus padres y estos no deben intentar cambiar su forma de ser. Se trata de ser pacientes y apreciar que nuestro hijo no va a poner a todo buena cara, si no que sabrá reaccionar con firmeza ante situaciones adversas. Del mismo modo hay que estar atento al siempre sonriente, alabando su carácter que le granjeará amistades, pero sin que no se nos escape algún problema detrás de esa sonrisa.


Niños sensibles


Los niños con un carácter sensible tienen la ventaja de empatizar mejor con el resto, entienden las emociones y crean relaciones interpersonales enriquecedoras, se trata de potenciar esta faceta sin que por otro lado esa sensibilidad pueda provocar manías u obsesiones. Relacionado con esto está la capacidad de manifestar emociones, la ventaja de los que muestran como se sienten es precisamente que podemos ayudarlos más fácilmente, aquellos que se lo guardan todo para sí, serán niños resistentes y no buscarán llamar la atención pero habrá que vigilar un exceso de esa introversión.

Por último un niño que se adapta bien a los cambios tendrá la ventaja de desenvolverse bien en cualquier nueva situación, los que llevan peor los cambios sí son amantes de las rutinas y el orden lo que también es una ventaja a potenciar.