Hace unos años, raro era el niño que no tenía unos patines en casa, desde esos que se ajustaban con unas tiras a las propias zapatillas, pasando por los de bota, hasta los patines en línea. Hoy en día parece que la moda ha pasado, la falta de espacios públicos y el hecho de que los niños juegan mucho menos en la calle que antes han delegado este juego.
Pero el patinaje es ante todo un deporte que puede resultar muy divertido y que presenta grandes ventajas para el desarrollo físico de los niños.
Como tal no está exento de riesgos ya que las caídas son de lo más habitual cuando se empieza a practicar, pero esto en si mismo también es un aprendizaje y por tanto no debe asustar a los padres que sus hijos se caigan unas cuantas veces durante el entrenamiento. Gracias a esa primera inestabilidad los niños aprenden a mantener el equilibrio y cuanto más pronto empiecen mejor.