Enseña a dormir a tu bebé

Decir enseña a dormir a tu bebé es como decir enseña a respirar a tu bebé. Los bebés no necesitan aprender a dormir es algo que hacen de forma natural, el problema es que este sueño no se produce como y cuando los padres quieren, es entonces cuando surge la necesidad de ‘enseñar’ a dormir a los niños, para que lo hagan como nosotros queremos, pero cuidado, es un problema de los padres, no de los bebés.

Si estamos decididos a hacer que nuestros hijos se adapten a nuestros ritmos de sueño a fin de mantener una homogeneidad en el hogar, bien porque hay otros niños, por los horarios de trabajo o simplemente porque queremos que se acostumbre a la rutina que deberá llevar cuando sea más mayor, hay una serie de pautas que se pueden seguir para intentarlo.

No debemos perder de vista que lo importante es el bebé y su descanso, si vemos que nuestros métodos no le están haciendo feliz sería cuestión de plantearse si es mejor dejar que se adapte solo a nuestro ritmo de vida.


No es recomendable usar ningún método para dormir hasta los seis meses del bebé


Por ello no se recomienda emplear ningún método hasta al menos los seis meses de vida del niño. De todas formas los padres deben ser conscientes de que, aún sin hacer nada, sus hijos acabarán durmiendo más horas por la noche que por el día y de un tirón, solo será cuestión de paciencia. Para los que quieran empezar a trabajar ya el sueño de sus hijos hay una serie de pautas básicas que ayudarán al niño de forma más natural a ir adaptando sus ciclos de sueño a los del resto de la familia.

Cuando son recién nacidos van a pasar casi todo el día durmiendo, pese a todo es bueno que se acostumbren durante el día a estar en una zona de la casa con actividad y luz, como puede ser el comedor y cuando llegue la noche se les pase a su zona de descanso. De esta forma poco a poco irán distinguiendo el día de la noche.


Lo mejor: usar rutinas diarias con el bebé


Seguir las mismas rutinas todos los días es otra de las formas con las que el niño aprende a distinguir horarios y anticipar lo que viene a continuación. Una buena costumbre es bañarlo todos los días antes de cenar, el baño y el masaje posterior le sirve además para relajarse y descansar mejor. Tras la cena se le puede contar un cuento o cantar una nana antes de ponerlo a descansar. Repitiendo esta operación el bebé asociará todos los elementos e irá a dormir con más facilidad. Pese a todo habrá niños que necesiten el contacto de su madre para dormirse o que pasen por etapas en las que no descansen bien.

Se trata de entenderlos y ser comprensivos, hay teorías que afirman que hay que dejarlos llorar, pero la simple lógica nos dice que un bebé que siente la presencia de sus padres cuando los necesita y no es ignorado, se sentirá mucho más seguro y confiado y a la larga irá durmiendo mejor y sin ayuda, ya que sabe que sus padres están ahí.